SALUT MENTAL

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jueves, 31 de mayo de 2012

EL TRASTORNO ADAPTATIVO-3 Tratamiento

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La atención al Trastorno Adaptativo de manera integral y correcta implica como en muchos trastornos mentales la farmacoterapia y la psicoterapia.

La complejidad del trastorno nos vendrá determinada por:
  1. Las características del estresante:
            1. Agudo (pérdida trabajo, rotura sentimental),
            2. Crónico (bullying, mooving),
            3. Intenso (desahucio, desastre natural),
            4. Leve (suspensos, surmenage laboral estacional),
  2. La personalidad y escala de valores de a quién afecta: hay personas más sensibles que otras, hay temas que afectan más profundamente a unas personas que a otras, capacidad de tolerancia a la frustración, capacidad de aceptación de los cambios.
  3. La existencia de un trastorno mental previo: depresión, ansiedad, etc.
Todo ello hará que el enfoque del tratamiento y su resultado sea distinto. Por ello es muy importante no empezar a tratar un trastorno adaptativo sin haber hecho una exploración de la persona que lo sufre.

Los fármacos básicos ya los hemos comentado en la anterior entrada: antidepresivos y ansiolíticos. Pero en función de la complejidad del cuadro quizás abramos de añadir otros, como por ejemplo el uso de hipnóticos si el insomnio es grave, de sedantes si las alteraciones conductuales son graves, etc. Pero si no hay una patología de base previa a la que el tratamiento antidepresivo dé resultado, hay que irlos retirando a todos. El tratamiento ha de tener una durada mínima de entre 6 y 12 meses una vez controlados los síntomas.

El papel fundamental en la mayoría de trastornos adaptativos no complicados o complejos (asociados a otros trastornos mentales) es la psicoterapia.

La psicoterapia ha de iniciarse cuando el antidepresivo empiece a trabajar bien. Ello suele ocurrir a los 15 días.

A mi modo de entender, la mayoría de los pacientes se benefician en mucho de la terapia cognitiva. Entender, aceptar y avanzar.

Los mecanismos psíquicos que actúan en un trastorno adaptativo son idénticos a los del duelo. De hecho es un duelo.

Negación, ira, pacto con el destino, depresión y aceptación. Hay que recordar que no se dan una detrás de otra sino que van y vienen hasta la resolución:
  1.         Negación: ello no me puede ocurrir a mí, ello no me está ocurriendo a mí. Suele ser la primera defensa ante un evento traumático.
  2.         Ira: es cuando nos enfadamos por lo que nos ha ocurrido. Nos enfadamos con el destino pero como que el destino no tiene rostro lo proyectamos sobre los demás que “están bien”. Es el “No es justo que me ocurra esto a mí” o el “por qué me ha de ocurrir esto a mí si yo no he hecho nada para merecerlo” o cualquier otra excusa. Es una fase de “porqués”  y representa lo bien acostumbrados que estamos al sedentarismo vital.
  3.         Pacto: pactar con el destino (o con Dios) una alternativa dentro del desenlace del evento traumático. Esta fase aporta una reflexión sobre lo acontecido y nuestras responsabilidades (nuestras “culpas”). “Si salgo de esta, me preocuparé más por mi salud” o “por mis amigos” o “por mí familia”, etc. Como si tuviéramos alguna responsabilidad sobre lo ocurrido que aceptándola y resarciéndola el tiempo tirara hacia atrás. En el fondo, el pacto nos prepara para la aceptación ya que todos sabemos que lo acaecido, acaecido está.
  4.         Depresión: Esta etapa discurre como las otras a lo largo de todo el proceso y en el fondo es la manifestación del agotamiento mental al que estamos sometidos, puede tener solo connotaciones depresivas o puede predominar la ansiedad o la irritabilidad u otras alteraciones conductuales, o pueden conjugarse varias. Pero lo importante es entender que todo ello es una manifestación del estrés.
  5.         Aceptación: aceptar es entender de manera no solamente racional sino emocional. No nos gusta lo que ha ocurrido pero ha ocurrido. Es cuando dejamos de torturarnos por algo que ya ha sido. Es cuando hemos de empezar a mirar hacia adelante y a buscar nuevas alternativas vitales. Cuando se acepta, todo se relaja y soltamos amarras del dique seco para volver a navegar; miramos hacia adelante. Seguramente seremos más precavidos y más sabios.
En este proceso el terapeuta ha de acompañar al paciente, guiarlo a veces y sacudirlo otras.

Si el caso es “Normal” con un proceso de 3 meses es suficiente para sacar al individuo del bache que se ha producido en su vida.

El paciente suele llegar de manera muy lamentable a nivel psíquico a la consulta. És reconfortante para ambos (terapeuta y paciente) cuando se produce una evolución favorable en pocos días y cómo el paciente encara su nuevo futuro.

En otros casos, no hay resultados y ello suele ocurrir cuando concurren otros trastornos, sobre todo trastornos de la personalidad. Son personas que se anclaran al avatar y lo convertirán en otra “excusa” para seguir cómo están. Aquí la terapia habrá de centrarse más en el problema de la personalidad que no en lo que ha ido ocurriendo a lo largo de su vida.

Cuando el evento estresante es crónico, nuestra intervención ha de ir encaminada en dos sentidos:
  1. Si el estresante lo provoca nuestro quehacer: bullying, mooving, amenaza de despido, amenaza de separación, habrá que ayudar a la persona a:
    1. Oponerse, o
    2. Ponerse de perfil (dejar de ser el blanco)
    3. Actuar (plantear el hecho que se intenta evitar)
  2. Si el estresante se incorpora a la vida y no puede actuarse cómo hemos indicado en el párrafo anterior, cómo es el caso de cuidar a un familiar de Alzheimer, habremos de convencer de que uno solo no puede y ayudar a la persona a encontrar alternativas.
La vida está llena de situaciones que provocan fracturas en su continuidad, la propia muerte es la definitiva. El miedo siempre presente de perder nuestro estatus, nuestra comodidad, nuestra rutina, nuestra vida, es lo que hace que nos choquemos ante los imprevistos. Pero los imprevistos existen y no siempre hay un culpable con nombres y apellidos, la mayoría de las veces la canoa que choca con la nuestra está vacía, no hay nadie a quien culpar.
 

lunes, 28 de mayo de 2012

EL TRASTORNO ADAPTATIVO-2 Unos sí, otros no.

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No todos los estresantes inciden de la misma manera en un individuo, o lo que es lo mismo: no todos los individuos reaccionan igual ante un mismo estresante.

Ello nos lleva a la variabilidad de la personalidad, del cómo es cada persona.

Los individuos desarrollan su personalidad en función de sus características genéticas y de los eventos o avatares que ocurran en su desarrollo. Así la variabilidad genética se multiplica de forma exponencial con lo que se comprende como educación en su más amplio significado. Ello permite aun más que no existan dos individuos iguales pero, de la misma manera nos permite agrupar a las personas en función de rasgos comunes de personalidad.

Existen estresantes que causaran desajustes en casi todas las personas: muerte de un ser querido, pérdida de empleo, accidente de circulación grave, ser objeto de un acto de violencia física o emocional importante, la comunicación de una enfermedad grave, etc.

Pero por definición el trastorno o el desajuste que produce el estresante, sea del tipo que sea, no puede durar más de 6 meses (a no ser que sea crónico). Y por otro lado, el resultado del estresante en la normalidad del individuo no es lógico, común o normal (por porcentajes poblacionales).

Lo que significa la última afirmación es que ante una pérdida de empleo no se espera que la persona enferme durante tanto tiempo. No se encuentra definición o consenso en lo que debería esperarse en relación a la salud mental de la “normalidad” en relación a la pérdida de empleo, pero uno presupone que tras el bache, si lo hay, la persona debería recuperarse y ponerse en marcha en poco tiempo, quizás unos días.

Luego, la pregunta surge cuando la formulamos: ¿por qué ante una pérdida de empleo hay personas que se ponen a buscar trabajo en seguida, otras que se toman sus vacaciones subvencionadas (que tienen todo su derecho ya que por ello han cotizado) y otras que se hunden en un estado depresivo, ansioso o de alteraciones conductuales?

Es decir, un mismo estresante recoge diferentes reacciones en función de quien lo sufre. Pero, ¿por qué?

Yo, así de pronto encuentro los siguientes factores:
  1. Capacidad de tolerancia a la frustración. Para mí es el básico. La capacidad de tolerancia a la frustración la podemos definir como las herramientas personales que cada persona tiene para afrontar reveses en sus proyectos. Hay gente persistente, tozuda, animosa, conformista, luchadora (fijaos si hay rasgos diferentes) que no se desaniman ante la adversidad. Otras sucumben antes o después a los obstáculos presentes en sus proyectos vitales. Por tanto deducimos de aquí que es muy importante poder relanzarse después de un golpe vital.
  2. Dependencia. Ello pertenece al grupo del miedo, no de la inmadurez, como el anterior concepto. Miedo a perder un status o una condición que teníamos por segura “in eternum”. Ahí es donde encontramos a aquellas personas que nos parecían muy seguras pero que luego se demuestra que su seguridad pende de elementos externos como el ser funcionario o trabajador fijo. Esta inseguridad es también muy frecuente pero es más fácil de afrontar que la otra por la sencilla razón de que las personas dependientes se sienten seguras cuando alguien las guía (trabajo del terapeuta o del allegado).
  3. Timidez. Hay personas que han conseguido una estabilidad a través de ser aceptadas y reconocidas en un grupo social, familiar o laboral. La fractura de dicha estabilidad puede producirles tanta inseguridad como llegar a pensar que nadie más les va a prestar esa confianza si pierden el trabajo (por ejemplo).
  4. Obsesión. Una persona perfeccionista que lo que la motiva en su hacer es “el no hacerlo mal”, puede hundirse ante el  hecho de un despido laboral por creer que lo ha hecho mal. No pensará en que no depende de ella, sino que creerá que algo que no le dicen ha provocado su cese.
  5. Consonancias o resonancias. Ello ya es más complejo pero no por ello menos frecuente. Imaginemos a una persona que en un momento determinado de su infancia sufre un estresante identificable y de reacción justa en un menor como por ejemplo que sus padres perdieran el empleo. Ello significó para la familia un retroceso y una crisis. El o la menor no percibió que la culpa fuera de nadie, sino que entendió que era por causas ajenas a la familia. Lo sufrió mal por los padres, sus hermanos y para sí mismo. Y se dijo a sí mismo que ello no le podría ocurrir nunca (en plan Lo que el Viento se Llevó). Creció e hizo de esta frase objetivo y objeto de su vida. Luego un avatar en el destino le propinó la colleja. Su pasado vuelve a su presente y el miedo a la reproducción de aquellos traumas lejanos reaparece, colapsando su persona.

Seguramente encontraréis más prototipos de personalidades que reaccionan mal ante la presencia de un estresante agudo.

Pero estoy convencido de que entendéis la génesis de un trastorno adaptativo.

En la siguiente entrada hablaremos del tratamiento básico de dicho trastorno.

sábado, 26 de mayo de 2012

EL TRASTORNO ADAPTATIVO-1 Conceptos


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Bajo este nombre o diagnóstico se cobijan gran número de causas que cursan con una sintomatología clínica común. Entre ellas encontramos el burnout (o “síndrome del quemado laboral”), perder el empleo, ciertos grados de bullying escolar, el desahucio, las separaciones sentimentales, tener un familiar enfermo a cargo, haber sido víctima de un delito, la estigmatización social, etc.

Es decir, un Trastorno Adaptativo se genera cuando en la vida de la persona aparece un estresante puntual o crónico que agota psicológicamente al individuo. Dicho agotamiento se traduce en síntomas emocionales (afectivos o conductuales).

No hay que confundir el Trastorno Adaptativo con otros trastornos considerados más graves como el Trastorno por Estrés Agudo o el Trastorno por Estrés Post-traumático. La diferencia radica en la gravedad y complejidad de los síntomas (síntomas disociativos, p.ej.) que en los dos últimos son mayores y más variados que en el Trastorno Adaptativo, aunque las causas que lo generen de forma aguda (accidente, catástrofe, etc) puedan ser las mismas para uno u otro trastorno. Ello significa que dependerá de la personalidad y organicidad mental del individuo el que haya un tipo de trastorno u otro siendo la causa o desencadenante el mismo.

Tampoco podemos llamarle así si los síntomas o el trastorno que se desarrolla cumplen con criterios para otro trastorno mental parecido. Por ejemplo: el estado de ánimo en un trastorno adaptativo suele ser depresivo pero es como una depresión menor: los síntomas son pocos o no son demasiado intensos. Pero si los síntomas depresivos son graves y múltiples, no hablaremos de trastorno adaptativo sino de Trastorno Depresivo Mayor.

Luego creo que queda claro que un trastorno adaptativo es un saco donde se ubican trastornos mentales pero de características menos graves o complejas que otros trastornos mentales con nombre propio (depresión, fobia, angustia, trastorno por estrés post-traumático etc.) La condición es que ha de haber un estresante identificable.

Dicho estresante identificable ha de generar el Trastorno Adaptativo como máximo en los 3 meses posteriores a su aparición. Ello define la característica de evento que actúa de manera aguda sobre la vida de la persona.

Otra característica es que no puede durar más de 6 meses si el estresante fue agudo y puntual. Si el estresante se considera crónico (p.ej: estrés laboral, crisis empresarial o económica familiar), se entiende que el trastorno pueda tener una duración muy superior o ilimitada. Otro tipo de cronicidad puede aparecer por las repercusiones sociales, familiares, individuales o formativo-laborales que desencadenó un estresante agudo en un momento puntual. Por ejemplo: el aislamiento social ante un hecho ocurrido al individuo en cuestión y que la comunidad no acepta y lo alinea como puede ser un embarazo, una deformación facial por un accidente, una baja en el escalón social por la pérdida de empleo, etc.

Hay 6 apellidos para este nombre y su significado es el de poner énfasis en los síntomas predominantes en intensidad o relevancia:
  1. Con estado de ánimo depresivo. Llanto, desesperanza, alteraciones del sueño, de la libido, apatía, pensamientos catastrofistas, etc. Pero sin la intensidad o gravedad o complejidad de una Depresión Mayor.
  2. Con ansiedad. Aquí la predominancia son los componentes de las manifestaciones de la ansiedad: ansiedad flotante (sensación de ahogo, opresión en el pecho o boca del estómago, temblores, taquicardias o sacudidas del corazón, inquietud, miedo generalizado, etc).
  3. Mixto con estado de ánimo deprimido  y ansiedad. Es el más frecuente y combina los dos anteriores.
  4. Con trastorno del comportamiento (conducta). Este subtipo debe usarse cuando la manifestación predominante es una alteración del comportamiento, en la que hay una violación de los derechos de los demás o de las normas y reglas sociales apropiadas a la edad (p. ej., vagancia, vandalismo, conducción irresponsable, peleas e incumplimiento de las responsabilidades legales).
  5. Con alteración mixta de las emociones y comportamiento: es la conjugación de todos los descritos.
  6. Inespecífico. Es el cajón de sastre de cada trastorno. Significa que cumple los criterios para el trastorno pero no sabemos a qué se debe o sabiéndolo no se encuentra codificado en el mismo. Por ejemplo sería así en el caso de que la reacción al estresante fuera que la persona no quisiera ir al cole pero sin la gravedad en la esfera de ansiedad que produce una fobia. También le pondremos esta etiqueta si su duración es superior a 6 meses pero el estresante o sus consecuencias hace más de 6 meses que dejaron de incidir.
El tratamiento de elección son los antidepresivos (con o sin ansiolíticos) y la psicoterapia. En este caso, los antidepresivos permiten cortar con los síntomas, arreglar el desajuste de neurotransmisores y proporcionar al paciente la seguridad y tranquilidad que precisa para afrontar una psicoterapia que irá encaminada a tratar los efectos del estresante en la persona que los padece.

La psicoterapia en este trastorno ha de ser breve (unos 3 meses) y el uso de antidepresivos también, unos 6 meses.

Si con este lapsus de tiempo no se ha resuelto el trastorno y este hace 6 meses que dejó de incidir, así como sus repercusiones, hemos de empezar a pensar en otro tipo de diagnóstico que explique la persistencia de la patología y la inoperancia de los fármacos y la psicoterapia.

En la siguiente entrada hablaré de las diferencias individuales en la reacción al impacto de un mismo estresante y de cuales son las soluciones que anima un psicoterapeuta en el tratamiento del Trastorno Adaptativo.

miércoles, 23 de mayo de 2012

¿CÓMO PEDIR LA REVISION DEL GRADO DE DEPENDENCIA?

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Aunque la Administración lleva un retraso en el tema de la dependencia, de manera que no se pagan las aprobadas y no se aprueban de nuevas, hay que pensar que ello no será siempre así, que la crisis desaparecerá un día u otro y, por tanto, hay que acogerse a la ley y formular las demandas de revisión del grado o nivel de dependencia para aquellas personas que hayan empeorado o se crea que no se ha valorado bien su grado de dependencia.

¿Cuándo podemos pedir la revisión?
La ley dice que la podremos realizar si tras 6 meses desde que se produjo un cambio en el estado de la persona, el cual se ha tratado y estabilizado, el resultado haya sido un aumento de la dependencia.

Ello significa que no se contemplan las crisis agudas con vuelta a la normalidad en el momento en el qué se evaluó el grado o nivel de dependencia.

Tampoco se contempla aquellos casos en que hay un empeoramiento en el nivel de dependencia pero aún no se haya podido estabilizar a lo largo de 6 meses desde su generación.

¿Qué documentos necesitamos?
Los documentos que pide la Ganeralitat de Catalunya no son todos los que las Asistent@s Sociales nos pueden acabar pidiendo.

Exponemos los que pide la Generalitat y luego los que hemos visto que pueden llegar a pedir:

1.- Documentos de la Generalitat:
a.- Modelo a descargar:

b.- Acreditación de la representación legal por la que se actúa. Ello en el caso que el tutor legal no pueda ir y lo tramite un tercero. Ponemos un modelo:
Població, ___ d’___________de 2012
Per la present, jo ______________________
amb NIF:___________ autoritzo al/la Sr/a. __________________________ amb NIF: ___________-_ a
Que em representi en tots els tràmits necessaris per a sol·licitar la revisió del grau de dependència del/la Sr/a.___________________________, amb NIF: _____________-_, incapacitat jurídicament (o no) i del qual jo en sóc el/la tutor/a legal segons consta al document adjunt.
Signat a ________ d’______________ de dos mil ______

c.- Original y fotocopia, o fotocopia compulsada del DNI / NIF del representante legal (tutor), o CIF de la Entidad Tutelar.
 
d.- Fotocopia de la resolución judicial en caso de incapacitación o poder notarial que acredite la representación legal de la persona dependiente.
 
e.- Informe médico modelo adjunto al formulario de solicitud, en que consten los diagnósticos de salud o la situación nueva que justifican la revalorización. Este informe es mejor que lo llene un médico del ICS pero lo puede llenar el médico del paciente.

2.- Documentos a añadir por si se nos pide:
a.- Recomendable llevar cartilla y tarjeta seguridad social.
b.- Recomendable llevar certificado empadronamiento.

¿Cuáles son los pasos a seguir?
        a.- Rellenar el modelo que hemos bajado por internet.
        b.- Pedir hora al médico del ICS para que nos rellene su parte.
        c.- Pedir hora a Servicios Sociales para llevar la demanda de revisión y la documentación necesaria. Recomendamos que se pida el nombre de la persona que nos atenderá ya que será nuestro referente mientras no cambie de barrio o población el/la interesad@.

¿Qué pasa luego?
        Si se aprueba la solicitud, se pondrán en contacto con los cuidadores o tutores para concertar entrevista en el domicilio de la persona por quien y para quien pedimos la revisión. El objetivo es resolver la encuesta que indicará el grado de dependencia actual del beneficiario. Podéis encontrar más detalles en:

Si se aprueba, se entregaran unos documentos que ha de firmar el tutor o la propia persona si no está incapacitada. Uno de ellos contendrá un apartado para la domiciliación de las transferencias. Este documento lo habremos de llevar a la entidad bancaria donde se encuentre domiciliada la cuenta. La entidad bancaria lo ha de sellar y firmar. Luego lo devolvemos al/la técnico.

A partir de ahí ya se cobra lo que se estipule en cada caso.

Observaciones
El procedimiento es muy lento, o sea que cada par de meses habremos de llamar para interesarnos por el asunto.

Con la crisis, todo y que se haya aprobado la revisión, puede que tardemos mucho a empezar a cobrar pero se cobrará desde que se nos aprobó la solicitud.

Los actuales baremos no entienden demasiado de la dependencia causada por enfermedad mental crónica ya que se basan en la elaboración de la dependencia en personas mayores o discapacitados intelectuales y físicos.
En este sentido, elaboré en el 2008 un método de evaluación más completo y más dirigido a los enfermos mentales crónicos. Si a alguien le interesa, me los puede pedir por correo electrónico y gustosamente se los haré llegar (siempre y cuando se comprometa a respetar el copyright, claro).