SALUT MENTAL

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sábado, 25 de febrero de 2012

LA CONCIENCIA DE ENFERMEDAD

Entendemos por Conciencia de Enfermedad Mental aquella capacidad que tiene quien la sufre de entenderla y aceptarla.

Para ello el paciente ha de poseer ciertas habilidades:
1.- Capacidad de reconocer que se está enfermo.
2.- Capacidad de entender y conocer su enfermedad.
3.- Capacidad de entender el término “crónico”.
4.- Capacidad de querer colaborar con su psiquiatra, con su familia o allegados en el tratamiento y la prevención de recaídas.

Por desgracia hay ciertos factores que impiden una toma clara de conciencia de enfermedad y un deseo activo y positivo de participar en el proceso terapéutico de uno mismo:
1.- Limitaciones provocadas por la enfermedad, generalmente llamado egosintonía con los síntomas. Ello significa que la persona no es capaz de juzgar de manera real y objetiva lo que se conoce como síntomas de la enfermedad que padece. Ello ocurre muy frecuentemente en las psicosis, sobretodo en el Trastorno Delirante pero también en la Esquizofrenia. Ocurre también en los pacientes maníacos y en otras patologías menores.
2.- Capacidad intelectual o cognoscitiva (saber)  límite o bajas. Ello dificulta a veces que el paciente pueda hacerse cargo de su trastorno.
3.- Adolescencia y juventud. La inmadurez, la incredulidad, la marginación o automarginación, la asociación a otras patologías mentales como los trastornos de la personalidad o las toxicomanías, hacen que la persona no acepte su diagnóstico. Es quizás la causa más frecuente de recaídas o recidivas en un paciente de estas edades.

La falta de conciencia de enfermedad hace ascender a un 500% o más las recaídas en la patología diagnosticada y alarga un 400% el tiempo de ingreso hospitalario hasta conseguir la estbilidad (Proyecto ADHES).

Por tanto es de primordial importancia que la educación para la toma de conciencia de enfermedad se produzca desde el primer día en que el paciente se encuentre estabilizado.

No hay que olvidar que cada recaída o recidiva provoca un deterioro individual, familiar, social y laboral del individuo; por ello es de suma importancia evitarlas.

No solo hemos de intentar que el paciente reconozca su enfermedad, sino que hemos de intentar hacerle ver lo que pierde cuando está en crisis y cuál es la ventaja de seguir un tratamiento correcto al pié de la letra, colaborando con su psiquiatra y con su entorno.

martes, 21 de febrero de 2012

¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE FIJAR LÍMITES?

Las personas con enfermedad mental crónica o las personas con discapacidad intelectual, suelen ser muy dependientes de los demás y sobre todo de sus cuidadores.

Ello se debe a una falta de madurez que se produce al no superar con éxito la adolescencia debido a su trastorno o bien por qué se ha ido acumulando un deterioro progresivo a causa de la enfermedad.

La tendencia de las personas motivadas es a facilitarles la vida más que intentar explotar sus cualidades de autonomía.

Ello no tan solo produce una mayor incapacidad sino que crea rutinas conductuales (costumbres) que llegan a ser fuente de conflictos.

Me explicaré: son personas que se relajan dentro de rutinas conocidas y aprendidas. Ello no quiere decir que siempre haya de ser igual pero sí que lo ha de ser en lo cotidiano.
La rotura o inexistencia de rutinas les produce desconcierto e inseguridad y estas se traducen en ansiedad que se manifiesta a su manera: recogimiento, ansiedad somática, nerviosismo, insomnio, irritabilidad y hasta agresividad, etc.
Cuando entran en nuestros hogares y vidas es muy recomendable fijar de entrada las normas más comunes (por diarias) tanto de convivencia como de higiene.
Ello también va para con el trato y la dedicación. Así, recomendamos que antes de cada iniciativa que tengamos para satisfacer al usuario, nos pensemos muy bien si podremos mantener dicha iniciativa a lo largo del tiempo.

Por ejemplo: si les permitimos que entre en nuestra habitación una vez, luego será más difícil explicarles el porqué no lo pueden hacer. Si les damos una tisana a las 12 de la noche, siempre será más difícil negarle la siguiente. Si les dejamos ver la TV hasta la 1 de la madrugada o a cualquier hora, siempre será más difícil razonarles que no es ni sano, ni correcto. Y así tantas y tantas cosas que crean malos hábitos de entrada y que luego cuesta mucho enderezar.

Mi recomendación es que se sea prudente y claro de entrada con lo que se espera de la convivencia; las excepciones vendrán con el tiempo y una vez se asienten las rutinas y normas más básicas.