SALUT MENTAL

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miércoles, 31 de octubre de 2012

LA TIMIDEZ, personalidad evitativa 2/4



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2.- Tímido Sectorial: le damos ese nombre porque el individuo que la padece no es tímido ante todas las situaciones o personas.

Es un concepto fácil de entender. Por ejemplo, hay personas que se sienten tímidas solo ante las que consideran de importancia relevante (cultural, intelectual, social, económica, belleza, etc.) pero en cambio no lo son con las personas que no consideran importantes en los mismos aspectos.

Este tipo de timidez, si pensamos un poco, veremos que no se debe a un sentimiento generalizado de baja auto-estima sino que proviene exclusivamente de un deseo de ser aceptado por aquella persona o grupos de personas que admira.

Dichas personas suelen a veces ser depredadores encubiertos y una vez “cogen confianza” pueden convertirse en personas que desprecien a quien antes admiraban.

Esta distinción es muy importante ya que el enfoque terapéutico no será el mismo.

Un ejemplo claro lo tenemos en las personalidades obsesivas (ver: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-4.html). Son personas que las mueve no un sentimiento de auto-estima bajo sino el miedo o pánico a hacer las cosas mal, a ser recriminados por qué no lo hacen bien, como se espera de ellos. Cuando pierden el respeto del otro, suelen tener una conducta bastante despótica y criticante; al igual con los que consideran inferiores. Así, el tímido teme no ser aceptado por no ser aceptable, mientras que la personalidad objetiva teme ser sancionada si lo hace mal.

A parte de ello, sí que existen personalidades tímidas que son sectoriales en sus temores. P.ej: “Me dá vergüenza bailar porque no lo hago bien y se darán cuenta”, o “No le digo nada a éste chico/a porqué es más inteligente (rico, famoso, etc.) que yo”, o “Me da vergüenza ir a reclamar a una tienda porque no sabré qué decir”.

Este tipo de timidez, al ser sectorial, solo invalida parcialmente las capacidades del individuo. Se comporta como las fobias: si no busco el estímulo fóbico, no tendré ansiedad. Un ejemplo sería: “Tengo pánico a volar, si no vuelo, no tengo pánico”.

3.- Tímido global: también le podríamos llamar integral. Es la persona que nada de sí mismo para él o ella tiene valor. No necesita ni el contacto con los demás para sentir su baja auto-estima; solo con la imaginación de lo que “le espera” tiene suficiente. Piensa en sí mismo en relación a los demás y ya se desprecia o desvalora. Dichos niveles de timidez suelen acompañarse de otros sentimientos afectivos hacia uno mismo: no valgo nada, no soy querible, solo causo problemas, ni yo mismo me puedo soportar, etc.

Físicamente no se suele interesar a sí mismo ya que está encerrado en un conflicto mucho más profundo: el del valor de su ser psíquico. Pero si se le pregunta, la imagen mental que tiene de sí mism@ es nefasta. No valora en nada sus atributos positivos y socialmente valorados, sean de su imagen física, sean de su sentir del yo.

Los otros tipos de tímidos, tienen en su sentir interior ciertos valores que aprecian pero lo que les ocurre es que creen que los demás no los aprecian. Es decir, no se avergüenzan de todo su ser.

La mayoría de los tímidos, cuando se les pregunta por sus valores, aunque no les hagan mucho caso, reconocen que los tienen de positivos; algunos hasta culpan a los demás de que no les reconozcan y en su interior se enfadan con los otros y consigo mismos.

Los que se enfadan consigo mismos lo hacen porque reconocen el problema pero no saben cómo superarlo. Saben que son tan o más valiosos que los demás en ciertos aspectos pero no saben demostrarlo o no saben conseguir que los demás les reconozcan. Confunden el “no sé cómo hacer que los demás me acojan” con el “no son los demás quienes me han de acoger, he de ser yo mism@”.

Al tímido global se le podría llamar auto-pesimista.

4.- Tímido parcial: lo es en ciertos rasgos físicos o psíquicos que critica de sí mism@, con o sin razón. Generalmente afectan a personas que dan un valor exagerado a determinadas cualidades, las cuales creen no poseer o no poseen de verdad.

No se dirigen a nadie en particular, sino al montón de todos los que él o ella consideran de “un poco más que yo” a “demasiado para mí”.

Defectos objetivables o desfigurados por la mente en lo físico, habilidades mentales o afectivas que uno cree o realmente son también considerados defectos por la sociedad en general, etc.

Sea como sea, dichas personas recortan su vida social e individual (afectiva, autoestima) por creencias, ciertas o no, de que los demás les menospreciaran o no les querrán por ser así. Enfatizan un o unos pocos elementos para justificar su baja autoestima.

Al igual que siempre, si les preguntamos por sus cualidades, nos las dirán pero las menosprecian.

Aquí hemos de hablar del concepto de dismorfofobia el cual se refiere a un sentimiento obsesivo sobre un o unos pocos rasgos físicos de una persona. La dismorfofobia sí que da a quien la padece la sensación que los demás no le pueden ni ver pero el contenido ansioso o de autoestima sobre dicho rasgo es superior al que padece el tímido. La dismorfofobia es una obsesión que parte de uno mismo hacia uno mismo, no hacia los demás. No hay un deseo de ser aceptado o querido, hay un deseo de quererse a uno mism@.

Centrándonos de nuevo en el tema de la timidez, vemos que es un sentimiento interno referente a su personalidad en el qué:

1.- Su autoestima depende de la imaginable certeza de que los demás no le aprobarán, querrán, apreciarán, etc.

2.- Su reacción ante los demás es la ansiedad y el deseo de huir.

3.- Su único deseo es ser aceptado y valorado positivamente por los demás.

4.- Desea sentirse integrado a nivel social pero no sabe cómo hacerlo.

5.- Aunque su deseo se cumpla (que le hagan caso) aun aumenta más su ansiedad y se bloquea (con lo que reafirma más su baja autoestima).

6.- Las causas que el tímido dice le generan su timidez, aunque sean objetivables, no tienen realmente (concepto social de realidad o normalidad) un valor objetivo que justifique sus miedos.

Finalizamos con el tema en la próxima entrada.

martes, 30 de octubre de 2012

LA TIMIDEZ (Personalidad Evitativa) 1/4

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Wikipedia define a la timidez como: “un estado anímico que afecta a las relaciones personales. Se la considera una pauta de comportamiento que limita el desarrollo social de quienes lo experimentan dentro de su vida cotidiana. No es una enfermedad.

Y termina afirmando que no es una enfermedad, cuando sí que lo puede llegar a ser en más del 1% de la población.

Bien, si hacemos uso de los conocimientos que a lo largo de todas las entradas en el presente blog se han ido haciendo, veremos que para que una conducta se considere patológica o enfermedad es necesario que aparte de cumplir una serie de requisitos (síntomas y signos), la persona por dicha conducta tenga problemas (conflictos) a nivel individual, familiar, social, formativo-laboral o legal.

Hay pues 2 variantes de la timidez, la que se puede considerar sobrellevable y la que imposibilita el normal funcionamiento del individuo en la sociedad y para sí mismo.

Pero veamos cómo se manifiesta la timidez en quien la padece y ante los demás:

Quien la padece 
Siente que los demás en general o grupos en particular harán de él o ella una valoración negativa en general. 
  1. En cuánto a quienes se dirige la timidez, encontramos:
    1. El Tímido social, percibe que todo el mundo le considera inferior o censurable; tiene la sensación que todo lo que hace, dice y hasta piensa no será bien recibido o bien valorado por los otros. 
    2. El Tímido sectorial, si bien tiene con casi todo el mundo una confianza en sí mism@ más o menos sólida, ante determinadas personas se siente inferior; hay los tímidos de género (ante las mujeres o los hombres), de cualificación (personas que él ve como superiores en cualidades generalmente intelectuales o laborales o deportivas, etc), de fama, de riqueza, etc.
  2. En cuanto al "motivo" de la timidez, encontramos:
    1. El Tímido global: nada de él o ella vale la pena, sea físico o psíquico.
    2. El Tímido parcial (no posee autoestima en lo físico o en lo psíquico). De todas maneras y en este último grupo, aunque haya una causa psíquica o física, la repercusión psíquica siempre se halla presente.

Veamos qué sienten:

1.- Tímido social: es la persona que ante los demás, sean quienes sean se siente en disconfort (no confortable, no a gusto, no bien). Suele presentarse de manera más cuanto mayor es el grupo en el que se encuentra.

El componente esencial es la ansiedad (ver: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/03/la-ansiedad-flotante-demonio-de-muchos.html) hasta el punto que puede desencadenarse un ataque pánico (ver: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/03/ataques-de-panico-o-de-angustia.html). La persona se siente incómoda, le puede costar regular la respiración, le sudan las manos, se le seca la boca, la voz se convierte en un hilo y la persona la puede oír como distante, la persona no suele pensar bien, ni con claridad. Sus respuestas son monosílabos o pueden ser consideradas por ella o por sus oyentes como disparates o sinsentidos. Generalmente aparece el bloqueo del habla y, si se encuentra en lugares concurridos, hasta puede aparecer bloqueo en la voluntad de andar. El corazón se le desboca, el pensamiento se enturbia.

La rubefacción se produce si alguien le dirige la palabra.

Pueden aparecer reacciones bruscas en el deseo de huída.

El deseo de huída es también un hecho constante y se ve como alternativa al estado que se padece.

Los pensamientos son siempre negativos sobre uno mismo y suelen reflejar la opinión de sí mism@: no valgo para nada, como quieres que se fijen en ti, no sé cómo hacerlo. La persona mira con envídia la naturalidad con que se relacionan los demás. Estos pensamientos empeoran aun más la sensación de angustia y esta la autocrítica.

Cuando la persona se encuentra fuera de la situación conflictiva, siguen los reproches.

Cuando se le pida que describa lo que cree que sienten los demás, aparece su propia autoevaluación que se resume en un “no valgo nada”: no soy interesante para nadie. Pero, con todo, hay un sentimiento interno de que ello no es cierto pero es como si esperara que los demás se lo dijeran.

El bloqueo que sufre por sus inseguridades no le permite que los demás puedan mostrarle empatía ya que en primer lugar, no se relaciona y en segundo los intentos de relación de los demás para con él/ella se ven frustrados por su parquedad o “tontería” verbal y por las ganas de desaparecer que tiene.

Es tanto el miedo al desprecio o al no aprecio que la persona no puede mantener en el consciente, llegado el momento de relacionarse el pensamiento de que és/ella sabe que vale.

Dichas personas pueden salvar su relación social gracias a grupos pequeños de amistades o conocidos, donde se sienten más seguros.

La diferencia estriba que en los grupos nuevos son unos desconocid@s, mientras que en los grupos pequeños y conocidos, se sienten “mejor entendidos” o “mejor valorados”.

Al ser la ansiedad una reproducción psico-física del miedo (que no del pánico), en grupos desconocidos (a veces de más de 2 personas), el tímido ha de prever todos los posibles peligros que cree le producen “miedo” a la vez ha de controlar su cuerpo y su mente para “caer bien” y “estar a la altura”. Ha de velar por que su mano no tiemble, velar para no sudar, humedecerse la boca, no ponerse rojo, hablar bien y a la altura y contexto de la conversación, no quedarse sin saber que decir (se odia el silencio), caer bien, ser simpático, ser culto, conocer los temas que se hablan, etc. etc.

Demasiado para un cerebro humano. Hay que controlar tantas variables que se genera ansiedad por bloqueo de estímulos. Solo queda el deseo de irse, de desaparecer.

La creencia de que un@ no vale, se arraiga tan profundamente que la ansiedad pasa a dominar cualquier evento social: una cola, un autobús, no hablemos del metro, un semáforo… Todo puede producir la sensación de que los demás saben que eres un “desastre”, para no decir otro calificativo.

Como es evidente, la ansiedad se anticipa con más ansiedad. Cuando se acerca la hora de un encuentro social, la ansiedad aumenta hasta el punto de que la persona, por mucho que se intente convencer, decide no acudir. Bien se pone una excusa o bien no se va. Luego, si alguien llama preguntando por qué no fue, la persona puede no atender al teléfono ya que tiene hasta miedo de la pregunta.

El tímido social se ha de diferenciar del fóbico social. La diferencia clave radica en que el Tímido se siente más seguro si se encuentra en un grupo en compañía de alguien conocido (igual que la agorafobia), mientras que el fóbico social, el tener conocidos cerca, le produce igual o mayor ansiedad.

El tímido social ha de diferenciarse también del esquizoide y del esquizotípico (ver: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-2.html) los cuales no desean el contacto social, les desagrada pero la ansiedad que puedan sentir no se debe al hecho de pensar que no son aceptados, sino al hecho de que se sienten incómodos. Por el contrario el tímido social sí que desea y ambiciona el contacto social y sufre por no poderse considerar normal en este aspecto.

Seguimos con el tema en la próxima entrada.

sábado, 27 de octubre de 2012

¿POR QUÉ EL SEXO ES FUENTE DE PLACER?



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Este es un tema simple pero sorprendente para algunos.

Quizás el enfoque que le voy a dar le parezca a algunos lectores poco menos que “carca” o impregnado de religión. Pero no es así; lo que expongo es una verdad universal.

El diseño de la conducta sexual tal y como la evolución ha revelado tiene una explicación lógica y una aplicación doble: la reproducción y el placer por puro placer.

Hay varios tipos de reproducción según la especie que se trate. Si nos centramos en la reproducción sexual, sea del tipo hermafrodita o de sexos diferenciados, la primera pregunta que nos viene a la mente es: ¿Cómo se asegura la especie que la reproducción sea un hecho más que probable?

Sin reproducción las especies desaparecerían. Por ello la ‘vida’ ha de asegurarse al máximo su supervivencia en el tiempo. Luego el sexo ha de tener una recompensa alta para los individuos de la especie que sea para asegurar que la pervivencia en el tiempo (evolución) de dicha especie se consiga.

Si la reproducción se asociara a la indiferencia o al dolor los individuos no la buscarían, les sería como mucho indiferente o la evitarían.

La respuesta a la pregunta formulada un par de párrafos más arriba es que la vida se las ha ingeniado para hacer que la reproducción sea algo deseable y buscado para cada elemento de una especie determinada y de todas en sí mismas.

Dicho ingenio se llama “placer”. El Placer es algo que se siente en la mente como dichoso, satisfactorio, gustoso… Reverbera en nuestras emociones y potencia el acto que lo produce. Es decir funciona como un estímulo positivo para reforzar una conducta: la sexual.

Luego, cualquier individuo de la especie que sea ha de sentir placer (a su manera, claro) para que la conducta sexual reproductiva tenga lugar.

En organismos simples (insectos) donde existe la reproducción sexual, el placer no es comparable con el que sienten especies más complejas o superiores pero es placer al fin y al cabo. ¿Cómo siente placer una mosca? Resulta obvio que una mosca no puede sentir el placer como lo sienten los mamíferos (por ejemplo) ya que no tiene capacidad neuronal para ello. Pero sí que tiene capacidad neuronal para responder a estímulos hormonales que inducen al acto sexual. Ello sin duda es la manera en que las moscas, por ejemplo, responden al estímulo sexual. Es quizás mecánico pero existe así.
Me explico mejor: en la época de apareamiento de las moscas (sigamos con dicho ejemplo), éstas excretan al exterior un tipo de feromonas (Muchas especies de plantas y animales utilizan diferentes aromas o mensajes químicos como medio de comunicación y casi todas envían uno o varios códigos por este medio, tanto para atraerse o rechazarse sexualmente como para otros fines. Algunas mariposas, como los machos de Saturnia pyri, son capaces de detectar el olor de la hembra a 20 km de distancia. El término feromona fue acuñado a finales de la década de los años 1950, a partir de las raíces griegas φέρω, llevar y ὁρμόνη, estímulo, hormona. -Wikipedia-) que atraen sexualmente a las parejas. Ello es así porque de alguna manera esta conducta está incentivada con una recompensa y dicha recompensa ha de ser un tipo de placer.
En animales más superiores, ocurre lo mismo pero la recompensa se observa que va ligada a un tipo de placer que llamamos “éxtasis sexual”.
El placer sexual que se obtiene al final del acto sexual, el cual coincide con la fecundación del otro individuo, refuerza que ante los estímulos sexuales la conducta más probable sea la de la cópula.
Evidentemente ha de haber una reciprocidad en el placer sexual. Pero lo importante en el acto sexual es que el elemento considerado masculino fertilice al elemento femenino. Generalmente és la hembra la que inicia el rito reproductivo, emitiendo feromonas que el macho detecta. Éste estímulo previo hace que el macho se sienta atraído hacia una conducta sexual con la hembra y la hembra se sienta en disposición de aceptar al macho. Ambas conductas han de ser placenteras a fin de que se asegure el embarazo y con ello la permanencia en el tiempo de la especie.
Ello es evidente en muchas especies que solo desarrollan la conducta sexual cuando la hembra se encuentra preparada para ello (estaciones climáticas óptimas para la alimentación de los pequeños, seguridad para la cría). Una vez ha pasado la llamada época de celo, la hembra deja de emitir feromonas sexuales y el macho pierde el interés por ellas.

En otras especies, en cambio, el macho siempre se encuentra dispuesto a realizar el apareamiento ya que haya o no feromonas en el aire, su condicionamiento sexual es tal que lo asocian a la simple presencia de la hembra (o ni ello, respondiendo a cualquier estímulo interno o externo que despierte el interés sexual. Léase cuando un perro te coje la pierna y venga). En estos casos, la hembra solo permitirá la cópula cuando ella esté preparada y si no lo está, rechazará al macho. Es decir, en estos casos parece que la hembra no tiene memoria del éxtasis asociado a la cópula, mientras que el macho sí que parece tenerla y buscarla, y ello, como he comentado, independientemente de si la hembra está o no en celo o ni siquiera es una hembra o macho de su especie (recuérdese ejemplo en el mismo párrafo).

En otras especies más superiores el acto sexual se busca siempre y las hembras parecen también participar del deseo desasociado a la reproducción. Ello nos hace concluir que en este tipo de especies el placer sexual en la hembra es también un condicionante de su conducta, lo cual nos hace deducir que también son capaces de llegar a una especie de éxtasis que refuerza la conducta independientemente de su objetivo primario: la reproducción.

Aquí es donde aparecen las especies de algunos homínidos y cetáceos (como poco), donde el sexo no va ligado únicamente a la reproducción sino que va ligado al deseo de placer y en concreto del placer final, el éxtasi sexual.

Es decir, en el inconsciente de la especie, cuanto más evolucionada está a nivel sexual, ya no es necesario que se indique con señales la época de celo, sino que basta con el recuerdo-estímulo de éxtasis sexual para que la conducta se desencadene por ambas partes. Aquí la reproducción se asegura de todas, todas, ya que si siempre hay posibilidad de copular, tarde o temprano coincidirá con la ovulación para que se produzca la reproducción.

El ser humano como super especie, ha desarrollado una gran capacidad de aprendizaje conductual y ello también en su esfera sexual (que no reproductiva), llegando a desligar el placer sexual de la simple reproducción. Pero no tan solo eso sino que es capaz de practicar el sexo con el único objetivo del placer y, por tanto, la cópula no es imprescindible o no es el único objetivo de la relación sexual.

Fijaos que aquí aparece otra pregunta: Si todo ello es correcto ¿Si no fuera necesaria la cópula para la reproducción, el placer sexual existiría? La respuesta es simple: NO.

Todo lo relativo a las conductas básicas para la supervivencia de la especie produce placer en algún sentido y su falta produce displacer o dolor.

¿A cuáles conductas básicas me refiero? Pues  las siguientes: comer, beber, dormir, defecar, orinar y copular. Todas estas conductas están premiadas con estímulos placenteros. La causa es simple: incentivarlas. Pero no tan solo eso, sino que su falta crea un sentimiento de necesidad que en algunos casos puede ser transformado en dolor (léase la necesidad de defecar o de orinar o el hambre doloroso). Así el hambre, el sueño, la libido insatisfecha, producen una sensación de urgencia que puede convertirse en displacer o en dolor físico. Cuando dicha urgencia se encuentra satisfecha, no tan solo desaparece el displacer o el dolor sino que hay una bonificación extra en el sentido de placer. Placer de comer, de saciar la sed, de descansar o de evacuar y el gran placer: el sexual.

El ser humano y otras especies han descubierto que se puede tener por objetivo el placer y que para ello han de realizar algún tipo de conductas que originariamente tenían por objetivo un acto de supervivencia y que luego se han convertido en una fuente de placer independiente de la necesidad real para la supervivencia de ser producidas. Comer o beber por el placer que produce determinado gusto o sensación, dormir para buscar desconectarse del mundo vigil, relacionarse a nivel sexual para satisfacerse, etc.

Por otro lado hay conductas que se realizan porque su resultado también es una fuente de satisfacción o placer pero no por una necesidad de supervivencia sino por su alineación con algún tipo de placer natural. Por ejemplo, conseguir un objetivo como llegar al final de una empresa, produce placer o satisfacción. Dicho placer existe porque se alinea o identifica con uno de los placeres básicos para la supervivencia del individuo o de la especie.

En algunos casos (muchos) la búsqueda del placer se convierte en una obsesión patológica que supera el concepto de supervivencia de la especie: conseguir posesiones, dominar al otro, hacer daño al otro, ser admirado por el otro, ser amado por el otro, etc. Y todo a cualquier precio sea del propio individuo, sea a costa de la satisfacción, dolor o muerte de o de los otros.

Cuatro son los tipos de placer desviados a objetivos no vitales: el poder sobre los demás, la admiración de los demás, las posesiones (materiales o económicas) y el sentirse querido. Y todo ello como principal objetivo vital para el individuo (que no para la especie). Ejemplos los tenemos en los políticos, los artistas, los ricos y los empresarios pudientes, los asesinos en serie, los violadores, los maltratadores, etc.

Y todo ello es posible por la capacidad del ser humano (seguida de lejos por unas especies y de no tan lejos por otras -delfines, elefantes, homínidos-) de los niveles de aprendizaje que ha ido superando: secundario, terciario y cuaternario. Y ello se explica así:
1.- Aprendizaje primario: el fuego quema. Lo he experimentado
2.- Secundario: el fuego al acercar la mano me la calienta, luego lo caliente puede quemar (o lo rojo). Lo he experimentado.
3.- Terciario: el hielo hace daño. Lo he experimentado, luego por analogía o desplazamiento, lo frío hace daño (o azul). No lo necesito experimentar.
4.- Cuaternario: si lo intenso puede ser dañino, cualquier cosa intensa puede ser dañina y lo evito. No lo necesito experimentar.

Y lo mismo ocurre con la búsqueda del placer de características sexuales.