SALUT MENTAL

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jueves, 13 de diciembre de 2012

SALUD MENTAL, introducción a su definición

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Si buscamos una definición consensuada no la encontraremos ya que la OMS opina que “no existe una definición ‘oficial’ sobre lo que es salud mental y que cualquier definición al respecto estará siempre influenciada por diferencias culturales, asunciones subjetivas, disputas entre teorías profesionales y demás.”
Otro intento moderno de definición conceptual es “La salud mental es como pensamos, sentimos y actuamos cuando lidiamos con la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con otras personas y tomamos decisiones. Al igual que la salud física, la salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la edad adulta. El tema de la salud mental, además, no concierne sólo a los aspectos de atención posterior al surgimiento de desordenes mentales evidentes, sino que corresponde además al terreno de la prevención de los mismos con la promoción de un ambiente socio-cultural determinado por aspectos como la autoestima, las relaciones interpersonales y otros elementos que deben venir ya desde la educación más primaria de la niñez y de la juventud. Esta preocupación no sólo concierne a los expertos, sino que forma parte de las responsabilidades de gobierno de una nación, de la formación en el núcleo familiar, de un ambiente de convivencia sana en el vecindario, de la responsabilidad asumida por los medios de comunicación y de la consciente guía hacia una salud mental en la escuela y en los espacios de trabajo y estudio en general.”
Realmente este es un concepto muy holístico y dentro del estilo de pensamiento actual sobre las ciencias que afectan al individuo y su relación con el entorno.
Es realmente difícil combinar todos los elementos que intervienen en el proceso que da como resultado un estado determinado de salud mental. Quizás nos hayamos vuelto muy integrales en la visión que tenemos de la vida pero de momento, el pensamiento fluye en este sentido.
Así hemos pasado por etapas metafísicas (posesión), individuales (enfermedad), sociológicas (entorno enfermizo), etc. hasta llegar a un entendimiento de que en el concepto de salud mental intervienen muchos factores externos y algunos de internos.
Quizás y extrapolando de la salud física, la definición más escueta y abierta posible sería la de que la Salud mental no es solo la ausencia de enfermedad mental, sino que también el grado de satisfacción, bienestar y potenciación del individuo en relación consigo mismo y su entorno.
Es decir, salud mental no es simplemente no padecer un trastorno mental sino que además implica cómo se siente uno de satisfecho en su día de cada día en lo que hace, piensa y dice; así de las posibilidades que tiene de mejorar esta satisfacción.
Veamos qué elementos principales inciden en la salud mental según las teorías actuales:
1.- Medicina: genética, neurología, psiquiatría.
2.- Psicología: clínica, neurología, social y familiar.
3.- Pedagogía: importante sobre todo en las etapas hasta la adolescencia.
4.- Sociología: estresantes sociales, marginalidad, subculturas.
5.- Ciencias Políticas: importancia que le da la Administración a la prevención, atención y rehabilitación-reinserción de los trastornos mentales y del concepto positivo de Salud Mental. Desde el sistema de atención hasta urbanismo, pasando por la educación, los sistemas policiales y penales, etc.
¿Por qué tanta complejidad? Os preguntaréis. La respuesta está en entender que para que una persona esté anímicamente bien hace falta que tanto él como su entorno estén bien. Ya habréis leído en otras entradas que en la definición de Trastorno Mental a parte de unos síntomas y signos que definen cada trastorno se ha de cumplir el requisito de que dichos síntomas y signos causen problemas al individuo o a su relación con el entorno familiar, social, formativo-laboral y legal. Y que si ello NO es así, por muchos marcianos que se vean, no se puede hablar de trastorno.
Luego, por deducción, la salud mental dependerá del grado de bienestar (y no solo de conflictos) que la persona tenga consigo misma y con sus entornos familiares, sociales, formativo-laborales y legales.
Solo a través de esta definición conceptual se pueden entender patologías como las siguientes:
1.- Trastorno Adaptativo: se produce cuando inciden en el individuo estresantes (mayormente externos); p.ej: una pérdida afectiva por alguien que ha muerto.
2.- Trastorno Disocial: cada vez se entiende más como fruto de insuficiente atención educativa (normas). P.ej: sobreprotección o desprotección, barrios marginales.
3.- Síndrome del quemado: cuando el estrés es laboral. Demasiada presión (exigencias, competitividad, dedicación).
4.- Buylling: acoso estudiantil por insuficientes medios o métodos de los centros educativos para detectar y tratar dicho acoso.
Son muchas las patologías que pueden tener su origen o desencadenante en causas externas que dependen de las disciplinas arriba mencionadas.
Es sabido que en casos de mala urbanización la incidencia de trastornos mentales (sueño, sexuales, adaptativos y hasta depresivos) es causa directa de los mismos.
En resumen, cada vez que pensemos en salud mental o en enfermedad mental hemos de tener en cuenta que no solo depende de la genética o de factores connatales o de enfermedades que se generan en el propio cerebro por su mal función. Hemos de pensar siempre que hay múltiples factores externos que influyen en la psique de cada persona y hasta de las mismas colectividades. Hemos de pensar también que el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial intervienen en factores tales como la salud pública, la educación, la legislación y la urbanización (entre otros).
No quiero acabar esta introducción al concepto integral u holístico de salud mental sin mencionar a los propios psiquiatras y psicólogos, los cuales son los que definen los diferentes trastornos y, al definirlos, crean su concepto. No olvidemos que la psiquiatría es una ciencia viva y que ello significa que lo que hoy puede ser llamado trastorno adaptativo, por ejemplo, otro día puede ser llamado de otra manera, redefinido o eliminado del catálogo de enfermedades mentales.

domingo, 9 de diciembre de 2012

ANOREXIA, BULIMIA y TRASTORNO POR ATRACÓN-3/4

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BULIMIA

Recordemos que “bulimia” no es comer y vomitar. Ello forma parte tanto de la bulimia como de la anorexia.

Si bien tanto en la anorexia como en la bulimia hay una preocupación excesiva por el peso, siendo el objetivo de la anorexia el adelgazar, el objetivo de la bulimia es no ganar peso debido a los atracones que la persona se da.

Así en la bulimia hay una sensación de pérdida sobre el control del impulso de comer, así como de las características nutricionales de lo que se ingiere.

Comparten también ambas enfermedades el pánico a la obesidad así como las técnicas compensatorias tanto restrictivas como purgativas.

Atracón: es el consumo a lo largo de un período corto de tiempo de una cantidad de comida muy superior a la que la mayoría de los individuos comerían.

Conducta típica en la bulimia: consiste en una necesidad impulsiva irresistible de darse un atracón, luego aparecen los remordimientos y la persona ha de compensar dicha ingesta bien a base de conductas restrictivas o purgativas. Suelen comerse alimentos con hidratos de carbono en exceso pero ello es fruto de la ansiedad.

Los atracones se realizan por lo normal a escondidas o lo más disimuladamente posible. Los episodios pueden o no haberse planeado con anterioridad y se caracterizan (aunque no siempre) por una rápida ingesta del alimento. Los atracones pueden durar hasta que el individuo ya no pueda más, incluso hasta que llege a sentir dolor por la plenitud. Los estados de ánimo disfóricos (malestar anímico con uno mismo, sensación de vacío interno), las situaciones interpersonales estresantes, el hambre intensa secundaria a una dieta severa o los sentimientos relacionados con el peso, la silueta y los alimentos pueden desencadenar este tipo de conducta. Los atracones pueden reducir la disforia de manera transitoria, pero a continuación suelen provocar sentimientos de autodesprecio y estado de ánimo depresivo.

Ansiedad: la ansiedad suele ser la causa del atracón y de las conductas compensatorias. Recordemos que muchas veces la ansiedad es interpretada como ansia de comer o como una molestia en la boca del estómago que uno sabe que se aplacará si come.

Las conductas restrictivas o purgativas son las mismas que en la anorexia: ayuno, exceso de ejercicio son técnicas no purgativas o restrictivas; vómito, uso de laxantes o diuréticos son ejemplos de conductas purgativas. El vómito suele estar presente en el 80 a 90% de los que padecen dicha enfermedad y los laxantes en más de una tercera parte.

El uso de fármacos anorexígenos no es infrecuente. Años atrás los más usados eran las anfetaminas cuyo uso lleva a una dependencia farmacológica, añadiendo así otro trastorno al de la bulimia, el cual conlleva un difícil tratamiento. Se usan también hoy en día fármacos varios los cuales contienen, como efecto indeseable, la pérdida del apetito (entre ellos ciertos antiepilépticos y ciertos antidepresivos).

A parte de los laxantes, diuréticos y enemas, la persona con bulimia suele usar fármacos que impiden la absorción de grasas.

El ayuno suele ser un método compensatorio que da mal resultado en las personas con bulimia ya que son incapaces de mantenerlo por mucho tiempo sin caer en el atracón. Parecido pasa con el exceso de ejercicio físico o las dietas hipocalóricas.

El vomito puede convertirse a la larga en objetivo en sí, llegando la persona a comer para vomitar. El vomito es ansiolítico en la bulimia ya que produce satisfacción y la recuperación de la sensación de autocontrol y la atenuación de los remordimientos por el atracón. Visto de esta manera, el vomito es muy adictivo ya que la conducta produce un resultado inmediato, mucho más que con el uso de laxantes, enemas, o el ejercicio físico.

La sensación de culpa: acompaña tanto a la anorexia como a la bulimia y se debe a la pérdida del control sobre el impulso de comer. Lleva al individuo a una baja autoestima y a una autoimagen física negativa.

Distorsión de la autoimagen: en ambas patologías hay una distorsión de la autoimagen física. Generalmente en la bulimia hay un sobrepeso real, mientras que en la anorexia hay un bajo peso peligroso. La persona ve distorsionados sus características físicas aunque haya normopeso u obesidad. Es decir, lo que ve ante el espejo es su cuerpo de manera distorsionada en el sentido de que ve defectos donde no los hay o los magnifica (caderas, pecho, muslos, brazos, piernas, etc). Hay una obsesión por modular su imagen corporal a través de “adelgazar”.

Los trastornos que se asocian más frecuentemente a la bulimia son los de ansiedad y las depresiones y a nivel físico se producen los problemas derivados de la pérdida de electrolítos (hipopotasémia, hipoclorémia e hiponatremia) los cuales pueden provocar alteraciones cardíacas, mentales o alteraciones del equilibrio ácido-base del organismo. Los mismos hechos pueden ocurrir en las anorexias purgativas.

Hay patologías de personalidad que se asocian a una mayor frecuencia de bulimia: el trastorno límite de la personalidad (http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-3.html) o rasgos del mismo es muy frecuente en la bulimia, igual que en la anorexia lo es el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad (http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-4.html y http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/11/personalidad-obsesiva-14.html) .

La bulimia es 10 veces más frecuente en mujeres que en hombres pero tiende a acortarse dicha relación por los cánones antropomórficos actuales.


EL TRASTORNO POR ATRACON

Se parece a la bulimia en cuanto a la conducta: atracones, pero no se presentan conductas compensatorias o se presentan en muy baja frecuencia.

El resultado suele ser la obesidad.

Entre las pruebas que demuestran una falta de control sobre la alimentación cabe citar el comer muy deprisa, comer hasta sentirse desagradablemente lleno, ingesta de grandes cantidades de comida en ausencia de hambre y sentirse disgustado, culpable o deprimido tras uno de estos episodios.

Algunos individuos manifiestan que sus atracones están desencadenados por estados de ánimo disfóricos, como depresión y ansiedad. Otros se ven incapaces de identificar descencadenantes concretos, pero sí pueden manifestar una sensación inespecífica de tensión, que el atracón consigue aliviar. Otro grupo de individuos otorga una cualidad disociativa al atracón (sensación de embotamiento o de estar drogado). Finalmente, muchas personas se pasan todo el día comiendo sin horarios ni descencadenantes definidos.

La mayoría de los sujetos se han sometido a dietas en numerosas ocasiones y se confiesan desesperados por las dificultades que entraña el control sobre la ingesta de comida. Algunos continúan intentándolo, mientras que otros han abandonado cualquier intención de realizar una dieta debido a sus continuos fracasos.

Estos individuos pueden declarar que el trastorno interfiere en sus relaciones interpersonales, su trabajo o su capacidad para aceptarse y agradarse a sí mismos. Si los comparamos con individuos con igual peso que no padecen el trastorno, en el primer grupo se constatan porcentajes superiores de autoaversión, descontento de la propia imagen, depresión, ansiedad, preocupación por el cuerpo y mayor susceptibilidad ante los demás. También puede haber una mayor prevalencia de trastorno depresivo mayor, trastornos relacionados con sustancias y trastornos de la personalidad.

Podeis ver el segundo capítulo del presente tema (anorexia) en  http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/12/anorexia-bulimia-y-trastorno-por.html
El siguiente y último capítulo se centrará de manera breve en el tratamiento.

domingo, 2 de diciembre de 2012

ANOREXIA, BULIMIA y TRASTORNO POR ATRACONES-2

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ANOREXIA
El DSM-IV-TR especifica y define que para ser diagnosticado de anorexia nerviosa es necesario que se cumplan las siguientes características:

“A. Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal considerando la edad y la talla (p. ej., pérdida de peso que da lugar a un peso inferior al 85 % del esperable, o fracaso en conseguir el aumento de peso normal durante el período de crecimiento, dando como resultado un peso corporal inferior al 85 % del peso esperable).

B. Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal.

C. Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso corporal.

D. En las mujeres pospuberales, presencia de amenorrea; por ejemplo, ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos. (Se considera que una mujer presenta amenorrea cuando sus menstruaciones aparecen únicamente con tratamientos hormonales, p. ej., con la administración de estrógenos.)

Especificar el tipo:
Tipo restrictivo: durante el episodio de anorexia nerviosa, el individuo no recurre regularmente a atracones o a purgas (p. ej., provocación del vómito o uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas)
Tipo compulsivo/purgativo: durante el episodio de anorexia nerviosa, el individuo recurre regularmente a atracones o purgas (p. ej., provocación del vómito o uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas)”

Si reflexionamos en los significados nos daremos cuenta de que la persona con anorexia no se conforma con un peso, el que sea, sino que siempre quiere perder más.

En esta línea de pensamiento se evidencia un patrón conductual al del trastorno obsesivo compulsivo o TOC, donde una idea se clava en el cerebro y obliga a la persona a realizar una conducta para mitigar la ansiedad, miedo o desespero que produce la idea. En la anorexia lo que se convierte en obsesión es el estar más delgad@ y la compulsión es el realizar cualquier conducta para conseguirlo.

Es decir, la persona con anorexia nunca está satisfecha con su peso ya que no importa el peso en sí sino el adelgazar aun más.

Pongamos un ejemplo gráfico: esta persona de la foto está a los ojos de todo el mundo y hasta a sus propios ojos demasiado delgada (pero no tanto o aun puede estasrlo más), pero aunque ella sea consciente de su delgadez, en su interior, en su deseo, está el adelgazar más.

Las personas que padecen un TOC también saben que su conducta es irracional pero no pueden evitar ejecutarla. Por ejemplo, saben que sus manos están limpias pero no pueden resistirse a la duda y repiten una y otra vez el lavado de manos. En la anorexia el esquema es el mismo.
Conseguir perder peso de manera efectiva y duradera es una tarea que requiere mucha voluntad y constancia.

Las personas que consiguen entrar dentro de la categoría diagnóstica de la anorexia son personas con una gran perseverancia en su propósito. Es decir, para llegar a su objetivo (que es ilimitado en relación a la pérdida de peso) es necesaria:

1.- Una importante distorsión de su autoimagen corporal que las lleva a ver defectos donde ya no hay nada más que delgadez: barriga, posaderas, muslos, brazos, pechos, mejillas, etc. se convierten en objetivos a los que hay que combatir perdiendo peso.

2.- Una voluntad extrema para resistir el impulso del apetito hasta que este desaparece.

3.- Una constancia en los métodos compensatorios a la ingesta de alimentos y en los métodos de pérdida de peso por ejercicio físico.

La mayoría de las personas con anorexia nerviosa están ocupadas en pensamientos relacionados con la comida, y algunas coleccionan recetas de cocina o almacenan alimentos.

Existen asimismo características que a veces pueden asociarse a la anorexia nerviosa, como son la preocupación por comer en público, el sentimiento de incompetencia, una gran necesidad de controlar el entorno, pensamiento inflexible, poca espontaneidad social y restricción de la expresividad emocional y de la iniciativa.

Cuando los individuos con este trastorno sufren una considerable pérdida de peso, pueden presentar síntomas del tipo de estado de ánimo deprimido, retraimiento social, irritabilidad, insomnio y pérdida de interés por el sexo. Estas personas pueden presentar cuadros clínicos que cumplen los criterios para el trastorno depresivo mayor. Como estas características se observan también en las personas sin anorexia nerviosa que pasan hambre, muchos de los síntomas depresivos pudieran ser secundarios a las secuelas fisiológicas de la semiinanición.

Los riesgos vitales a los que se someten estas personas son variados y dependen no solo de la reducción de la ingesta sino de los métodos purgativos que usan:

1.- El uso de laxantes y de diuréticos comporta aparte de la pérdida de agua (deshidratación), la pérdida de iones (átomos): calcio, potasio, sodio, los cuales pueden afectar al riñón, al corazón, al cerebro (delirium). Los vómitos producen alcalosis metabólica por la pérdida de cloro.

2.- la destrucción de proteínas por el estado de consunción al que se someten conlleva la aparición de edemas en las extremidades, la debilidad extrema, la alteración de la secreción de hormonas (de ahí la pérdida de la menstruación, el hipotiroidismo, el aumento de corticoides, etc).

El reconocimiento que hacen de su problema es vago, si lo hay y puede más su obsesión que la razón. Suelen mentir y esconder su delgadez extrema, se vuelven dependientes de la báscula y de los espejos.

Usan diferentes y variadas técnicas para engañar a sus cuidadores en relación al hecho de comer (esconder la comida), el tomar laxantes o diuréticos, el ir a vomitar cuando se acaba de comer.

El tratamiento es muy difícil, largo y costoso. La muerte documentada se produce en un 10% de los casos. Por tanto es una enfermedad con mal pronóstico. En las causas de muerte destaca la propia inanición, el suicidio (la depresión va muy ligada a la anorexia persistente) o la causa metabólica comentada.

La siguiente entrada versará sobre la bulimia.