SALUT MENTAL

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domingo, 4 de marzo de 2012

ESQUIZOFRENIA, un poco sobre ella

La Esquizofrenia

La etiqueta de esquizofrenia sigue siendo hoy en día sinónimo de locura poco menos que peligrosa.

Su palabra nos produce desconcierto y temor, y a quien la padece lo miramos con desconfianza y suspicacia.

De manera breve se puede decir que la esquizofrenia es cuando quien la padece se ve inmerso en otra realidad paralela de una manera poco organizada. Con ello queremos decir que la persona siente de manera diferente a los demás pero de una manera más o menos acorde consigo mismo.

Para poder hacer este diagnóstico hay 2 síntomas que la persona ha de padecer:
  1. Alucinaciones
  2. Delirio.

Las alucinaciones son las más de las veces auditivas: escuchar voces dentro de la cabeza. Las alucinaciones visuales son poco frecuentes en este trastorno y se dan más en el trastorno por intoxicación de drogas (alucinógenos, cocaína, alguna anfetaminas, alcohol). Las voces que escucha en su cabeza la persona con esquizofrenia son generalmente palabras y frases cortas del tipo: “mata”, “mastúrbate”, “eres mal@”, etc. generalmente son órdenes o comentarios peyorativos sobre el propio individuo. Pocas veces son un diálogo entre dos personas al que el paciente asiste como espectador; en estos casos el diálogo suele ser de palabras o frases breves y tienen que ver con el paciente o con alguien del entorno. Son muy molestas y pueden obligar al paciente a realizar acciones.

El delirio en la esquizofrenia suele ser poco estructurado; ello significa que no es coherente para el observador (cosa que no ocurre en el trastorno delirante, como veremos en su día). Son ejemplo de ello: conspiraciones irreales, creencias raras sobre el propio cuerpo (como tener consciencia de la circulación de la sangre o creer que dentro del cuerpo hay algo o algún bicho que se desplaza por el mismo), fenómenos como la lectura del pensamiento o el robo del mismo, creencia de estar controlado por entidades raras (Dios, extraterrestres o seres con poderes), etc. Siempre son muy poco creíbles y no las pueden razonar. A veces los delirios son un sinsentido: como creer que le han clavado un cable en el ojo o que los cables de la luz son la expansión de sus arterias y venas.

Muchos de los pacientes no tienen la capacidad de juzgar lo anómalo e irreal de sus delirios y alucinaciones, otros se convierten es espectadores de los mismos y pueden juzgar que lo que les ocurre no es normal.

Hay otros síntomas que acompañan a un episodio esquizofrénico. Uno de ellos es el discurso del paciente; generalmente hay descarrilamiento (pasar de un tema a otro). El lenguaje suele ser simple, puede contener neologismos (palabras inventadas por el paciente) y puede trasmitir sufrimiento interno y ansiedad.

El estado de ánimo suele ser bajo pero puede ser alto y siempre transmite la distorsión y alteración del pensamiento. Casi siempre hay un abandono de la higiene, del cuidado de uno mismo y no es raro que aparezcan extravagancias en el vestir, calzar o maquillar y peinar. La ingesta de comida y líquidos suele estar alterada tanto en cantidad, como calidad y horarios.

La motricidad puede estar aumentada o inhibida.

La esquizofrenia más frecuente es la de tipo paranoide en la que la persona se preocupa por el significado de sus delirios y alucinaciones: persecutorio, de grandeza (megalomaníaco), erótico, mesiánico, etc.

La esquizofrenia suele ser una enfermedad crónica y deteriorante. Por ello es muy importante que la persona tome conciencia de su enfermedad ya que si lo hace será su mejor aliado para prevenir recaídas o nuevos episodios. A parte del deterioro mental, hay otros daños añadidos: deterioro familiar, social y laboral que incapacitan y aíslan cada vez más al enfermo.

Hoy día, existen fármacos llamados antipsicóticos que tienen pocos efectos indeseables y permiten al paciente llevar una vida bastante normalizada.


La esquizofrenia puede aunarse a otro tipo de trastornos mentales como la depresión, la manía, los trastornos de ansiedad, los trastornos de la personalidad, etc.

El grado de sufrimiento de quien la padece suele ser enorme aunque hay personas que pueden mostrarse en sintonía agradable con sus síntomas.

El efecto de la esquizofrenia en la familia suele ser nocivo en el sentido del agotamiento emotivo, la desconfianza o el miedo. A nivel social provoca un distanciamiento involuntario o no de los conocidos, amigos o parientes. A nivel laboral o formativo suele ser también devastador.

Bajo un episodio psicótico, la persona puede realizar actos perjudiciales para sí mismo y mucho menos frecuentemente, para los demás y de una manera voluntaria.


Si te quedan dudas o quieres saber sobre algo en concreto en este tema, deja tu comentario y te responderemos.

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