Marca "Me gusta" en https://www.facebook.com/ProjecteOriol. Se te avisará cada vez que publiquemos algo.
Blogger no usa tu correo electrónico para invadir tu intimidad o enviarte propaganda.
Bién, a mi entender para comprender como se graban las conductas hay que repasar un poco lo de Skinner y lo de Pavlov.
Pavlov descubrió de pasada y describió con acierto el condicionamiento clásico.
Luego Skinner descubrió y describió el condicionamiento instrumental.
Pavlov descubrió de pasada y describió con acierto el condicionamiento clásico.
Luego Skinner descubrió y describió el condicionamiento instrumental.
Ejemplos de cada uno:
1.- Pavlov viene a decir que un bebé ante el hecho de que la madre se desabroche el sostén para darle el pecho, empezará a salivar y se pondrá contento ya que asocia el "desabrocharse el sostén" con la saciedad del hambre.
2.- Skinner viene a decir que si un bebé de 5 meses, cuando le damos una cucharada de papilla, la escupe y nos ponemos a reir, seguramente a la próxima haga lo mismo.
Luego hemos de pasar describir los diferentes niveles de aprendizaje:
1.- Primario: el fuego quema (experiencia directa).
2.- Secundario: lo caliente quema (anticipación).
3.- Terciario: aquello que puede parecer estar caliente, quema (deducción).
4.- Cuaternario: aquello que puede parecer estar frío, enfría (extrapolación).
Aquí se mezcla la capacidad de aprender a base de los resultados y la capacidad de poder usar als experiencias para resolver problemas que nunca se nos han planteado.
Ejemplo: un infante de 12 meses puede aprender que el fuego quema por experiencia directa. A la sensación de dolor por calor se acompañará posiblemente la advertencia del cuidador que transmitirá alarma. Cuando el niño se acerque a un objeto punzante o cortante, si el cuidador le estimula con una advertencia de alarma igual que la anterior, el bebé deducirá que aquel objeto, sin ser fuego, ni estar caliente, produce daño.
Hay otro tema a tener en cuenta a la hora de hablar de creación de patrones de conducta y es la instensidad del estímulo y/o del refuerzo positivo o negativo a la respuesta. A todos nos parece evidente que si un niño atraído por una llama le acerca el dedo (respuesta), el resultado será quemarse (refuerzo negativo) y difícilmente lo volverá a repetir. Es decir nos encontramos ante un aprendizaje muy rápido por lo doloroso del refuerzo.
Otros tipos de aprendizaje llevarán muchos años de repetirlo una y otra vez y de que el niño lo acabe asimilando (si es que lo consigue), nos referimos a hechos como el de lavarse los dientes, recojer la ropa, etc. Son conductas que implican un esfuerzo (respuesta) que no tiene como resultado un refuerzo positivo (asociado al placer), sinó que si se realiza la conducta pretendida, simplemente no hay refuerzo negativo. Y en este caso el refuerzo negativo no suele ser ni constante, ni traumático o el niño valora que bien merece la pena el no hacerlo, o hasta el refuerzo negativo (riña) se convierte en un refuerzo positivo para una necesidad mayor (que le hagan caso. A ello le llamo buscar la atención negativa).
Bien, más o menos y de manera sucinta hemos descrito como se graban las conductas.
Ahora intentaré relacionar el arte de aprender con el
objeto del aprendizaje (niño) y con los mediadores de dicho aprendizaje
(padres, tutotes, compañeros, etc.).
Resulta obvio que el aprendizaje se realiza a base del refuerzo
(positivo o negativo) a la respuesta que dá el niño a un estímulo que se
le plantea.
Luego, la primera conclusión que hemos de sacar es que HAY QUE SER CONSTANTES en el refuerzo conductual. No vale "hoy sí, hoy paso".
Pero no siempre será eso posible ya que depende del estado del educador la constancia y homogeneidad de los refuerzos. Es decir, un día el educador puede hallarse cansado, bajo de moral, con estrés y otro día puede estar satisfecho, sereno y relajado.
Luego, la primera conclusión que hemos de sacar es que HAY QUE SER CONSTANTES en el refuerzo conductual. No vale "hoy sí, hoy paso".
Pero no siempre será eso posible ya que depende del estado del educador la constancia y homogeneidad de los refuerzos. Es decir, un día el educador puede hallarse cansado, bajo de moral, con estrés y otro día puede estar satisfecho, sereno y relajado.
Ello no es en sí un problema. Ya comentamos que la mayoría de los aprendizajes se realizan por sobredosis y no de un día para otro.
Puede convertirse en problema cuando los mensajes que se lanzan al niño son constantemente contradictorios o arbitrarios.
La segunda conclusión que sacamos es que LOS REFUERZOS HAN DE SER MODERADOS. No podemos administrar refuerzos positivos o negativos exagerados ya que graban en mucho las conductas y al ser exagerados segúramente forzaremos conductas exageradas.
Me explico: imaginemos un niño de 15 meses. En su afán de autonomía recién descubierta abre el armario de los platos, los quiere sacar y se le caen. Adiós Vajilla!. El cuidador se pone nervioso por el estruendo, el niño llora de susto, acude a la cocina, ve lo que el niño ha hecho y le grita tanto por lo que ha hecho como por el daño que se podría haber hecho. Al niño le quedará claro que ha hecho mal pero no entenderá que además del susto que se ha llevado aún le asusten más. Y más si el cuidador no comprende su error y no hace nada para calmar al niño. Ello es un buen ejemplo de como se puede crear un trauma. Aquí dependerá de lo que los genes hayan diseñado en relación a las emociones y del inalineable vínculo parental.
El mismo ejemplo pero con refuerzo opuesto: el cuidador al oir el estruendo seguido de los lloros de miedo del niño, acude prontamente angustiado por lo que le haya podido suceder al niño. Ve los platos rotos, el niño sentado en el suelo llorando asustado. Coge al niño en brazos y lo consuela hasta que rie. No le dice nada de los platos ni cuando se ha calmado y ha recuperado su confianza. El niño puede pensar: "la armo, lloro y viene mamá a darme cariño. Vaya chollo! y encima me divierto viendo como se rompen las cosas porqué ya sé que no les tengo que temer" (he tenido que adultomorfizar el pensamiento del menor para hacerlo inteligible a los adultos, claro). Si el niño obtiene la misma respuesta, trastada tras trastada le queda un paso para trasladar la conducta a otras situaciones, como ponerse a llorar como un desalmado para conseguir atención inmediata o para conseguir que no se le censure ante sus trastadas incocentes (este ejemplo es válido para explicar en parte el aprendizaje del conocido Trastorno negativista y desafiante que tantos problemas genera en el seno de la familia.
Luego la conducta correcta sería, calmar al niño y una vez recuperada su seguridad (no miedo) explicarle que si hace esto, se rompen los platos y que ello significa que no podremos comer y a la vez indicarle que se puede hacer daño. Aunque no lo creáis los niños entienden bien el sentido de lo que se les dice si la modulación de voz es correcta. No se trata de reñir (de momento), se trata de educar.
Tercera conclusión: NO PODEMOS ESPERAR DE ENTRADA QUE UN NIÑO DE 12-36 MESES SEPA DE ANTEMANO CUÁL ES LA RESPUESTA CORRECTA. Muchos adultos piensan que el niño ya sabe de antemano lo que está bien y lo que está mal y se espera que actuen de acuerdo con esta premisa. Y ello no es correcto, por lo menos a los 12 meses. Otros son tan indulgentes que piensan que los niños siempre serán niños y que hay que entenderlos y disculparlos aunque tengan 18 años o más. Ambos extremos son contraproducentes para la educación.
La cuarta conclusión ligada a la tercera es que CUANDO UNA CONDUCTA HABITUAL, DE LA VIDA DIARIA, SE HA APRENDIDO NO HAY QUE SEGUIR REFORZÁNDOLA POSITIVAMENTE. Cuando un niño de 12-15 meses aprende que al decir "Ah!" señalando con el dedo un juguete y lo hace por primera vez, le haremos caso y le diremos a la vez que "Muy bien!!", ya que así reforzamos el acto de comunicarse de manera más concreta i dirigida que el simple lloro. Segúramente añadiremos "qué quieres, el juguete?, JU-GUE-TE". Si el niño se acostumbra que al decir "Ah!" y señalar, nosotros actuamos siempre, el niño no aprenderá a decir "juguete" ya que le es más fácil decir "Ah!" y señalar. Luego. habremos de ponérselo mas difícil conforme se aprenda la conducta de 'pedir'. Ello lo conseguiremos si a la cuarta o quinta vez le decimos. "Qué quieres el caballo?. CA-BA-LLO". Luego en lugar de dárselo esperaremos que él intente formular la palabra "CA-BA-LLO" que segúramente será "CA-ALLO". Aquí reforzamos positivamente y con el tiempo pasamos a exigir más. Es decir, cada vez subimos el listón más alto. En ello hay que ser constante y ponderado. Sinó actuamos así, se corre el riesgo de provocar retrasos muy importantes en la evolución del niño de 12 a 15 meses.
Todos cometemos errores en la educación de nuestros hijos. Algunos son de muy difícil solución porqué se anclan facilmente en el algoritmo del menor y cuestan mucho de desmontar. Alias, chupete, alias comer mal, alias dormir con mamá, papá o no dormir, alias crear atención negativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario