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2.- Tímido Sectorial: le damos ese nombre porque el
individuo que la padece no es tímido ante todas las situaciones o personas.
Es un concepto fácil de entender. Por ejemplo, hay
personas que se sienten tímidas solo ante las que consideran de importancia
relevante (cultural, intelectual, social, económica, belleza, etc.) pero en
cambio no lo son con las personas que no consideran importantes en los mismos
aspectos.
Este tipo de timidez, si pensamos un poco, veremos que no
se debe a un sentimiento generalizado de baja auto-estima sino que proviene
exclusivamente de un deseo de ser aceptado por aquella persona o grupos de
personas que admira.
Dichas personas suelen a veces ser depredadores encubiertos y una vez “cogen confianza” pueden
convertirse en personas que desprecien a quien antes admiraban.
Esta distinción es muy importante ya que el enfoque
terapéutico no será el mismo.
Un ejemplo claro lo tenemos en las personalidades
obsesivas (ver: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-4.html). Son personas que las mueve no un sentimiento de auto-estima bajo
sino el miedo o pánico a hacer las cosas mal, a ser recriminados por qué no lo
hacen bien, como se espera de ellos. Cuando pierden el respeto del otro, suelen
tener una conducta bastante despótica y criticante; al igual con los que
consideran inferiores. Así, el tímido teme no ser aceptado por no ser
aceptable, mientras que la personalidad objetiva teme ser sancionada si lo hace
mal.
A parte de ello, sí que existen personalidades tímidas
que son sectoriales en sus temores. P.ej: “Me dá vergüenza bailar porque no lo
hago bien y se darán cuenta”, o “No le digo nada a éste chico/a porqué es más inteligente
(rico, famoso, etc.) que yo”, o “Me da vergüenza ir a reclamar a una tienda
porque no sabré qué decir”.
Este tipo de timidez, al ser sectorial, solo invalida
parcialmente las capacidades del individuo. Se comporta como las fobias: si no
busco el estímulo fóbico, no tendré ansiedad. Un ejemplo sería: “Tengo pánico a
volar, si no vuelo, no tengo pánico”.
3.- Tímido global: también le podríamos llamar integral. Es la persona que
nada de sí mismo para él o ella tiene valor. No necesita ni el contacto con los
demás para sentir su baja auto-estima; solo con la imaginación de lo que “le
espera” tiene suficiente. Piensa en sí mismo en relación a los demás y ya se
desprecia o desvalora. Dichos niveles de timidez suelen acompañarse de otros
sentimientos afectivos hacia uno mismo: no valgo nada, no soy querible, solo
causo problemas, ni yo mismo me puedo soportar, etc.
Físicamente no se suele interesar a sí mismo ya que está
encerrado en un conflicto mucho más profundo: el del valor de su ser psíquico.
Pero si se le pregunta, la imagen mental que tiene de sí mism@ es nefasta. No
valora en nada sus atributos positivos y socialmente valorados, sean de su
imagen física, sean de su sentir del yo.
Los otros tipos de tímidos, tienen en su sentir interior
ciertos valores que aprecian pero lo que les ocurre es que creen que los demás
no los aprecian. Es decir, no se avergüenzan de todo su ser.
La mayoría de los tímidos, cuando se les pregunta por sus
valores, aunque no les hagan mucho caso, reconocen que los tienen de positivos;
algunos hasta culpan a los demás de que no les reconozcan y en su interior se
enfadan con los otros y consigo mismos.
Los que se enfadan consigo mismos lo hacen porque
reconocen el problema pero no saben cómo superarlo. Saben que son tan o más
valiosos que los demás en ciertos aspectos pero no saben demostrarlo o no saben
conseguir que los demás les reconozcan. Confunden el “no sé cómo hacer que los
demás me acojan” con el “no son los demás quienes me han de acoger, he de ser
yo mism@”.
Al tímido global se le podría llamar auto-pesimista.
4.- Tímido parcial: lo es en ciertos rasgos físicos o
psíquicos que critica de sí mism@, con o sin razón. Generalmente afectan a
personas que dan un valor exagerado a determinadas cualidades, las cuales creen
no poseer o no poseen de verdad.
No se dirigen a nadie en particular, sino al montón de
todos los que él o ella consideran de “un poco más que yo” a “demasiado para mí”.
Defectos objetivables o desfigurados por la mente en lo
físico, habilidades mentales o afectivas que uno cree o realmente son también
considerados defectos por la sociedad en general, etc.
Sea como sea, dichas personas recortan su vida social e
individual (afectiva, autoestima) por creencias, ciertas o no, de que los demás
les menospreciaran o no les querrán por ser así. Enfatizan un o unos pocos
elementos para justificar su baja autoestima.
Al igual que siempre, si les preguntamos por sus
cualidades, nos las dirán pero las menosprecian.
Aquí hemos de hablar del concepto de dismorfofobia el cual se refiere a un sentimiento obsesivo sobre un
o unos pocos rasgos físicos de una persona. La dismorfofobia sí que da a quien
la padece la sensación que los demás no le pueden ni ver pero el contenido
ansioso o de autoestima sobre dicho rasgo es superior al que padece el tímido.
La dismorfofobia es una obsesión que parte de uno mismo hacia uno mismo, no
hacia los demás. No hay un deseo de ser aceptado o querido, hay un deseo de
quererse a uno mism@.
Centrándonos de nuevo en el tema de la timidez, vemos que
es un sentimiento interno referente a su personalidad en el qué:
1.- Su autoestima depende de la imaginable certeza de que
los demás no le aprobarán, querrán, apreciarán, etc.
2.- Su reacción ante los demás es la ansiedad y el deseo
de huir.
3.- Su único deseo es ser aceptado y valorado
positivamente por los demás.
4.- Desea sentirse integrado a nivel social pero no sabe
cómo hacerlo.
5.- Aunque su deseo se cumpla (que le hagan caso) aun
aumenta más su ansiedad y se bloquea (con lo que reafirma más su baja autoestima).
6.- Las causas que el tímido dice le generan su timidez,
aunque sean objetivables, no tienen realmente (concepto social de realidad o
normalidad) un valor objetivo que justifique sus miedos.
Finalizamos con el tema en la próxima entrada.
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