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Antonio es un paciente crónico de 64 años de edad. La
enfermedad que padece es una esquizofrenia crónica paranoide. En cuanto a la
sintomatología se encuentra muy bien estabilizado de hace varios años.
Yo le conozco desde hace unos 6 o 7 años. Ingresó en una
residencia para enfermos mentales crónicos en la que trabajaba yo por aquél
entonces.
Es una persona inteligente y con un buen nivel cultural.
No es cerrada, tiene sentido del humor, le gusta escribir poesías…
Pero Antonio tiene un segundo diagnóstico y es el trastorno
pasivo-agresivo de la personalidad (http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-5-no.html) con fuertes rasgos sociopáticos.
Dicho diagnóstico precede al de la esquizofrenia en
relación al tiempo. Él hizo el debut psicótico hacia los 17 años pero su
personalidad premórbida ya estaba definida y actuante.
También el trastorno de la personalidad es más importante
en relación al estado de salud integral que el de psicosis. Ello significa que
la mayoría de problemas de Antonio se deben a su relación con el medio externo:
familia, amigos, sociedad, ocupación…
Antonio ingresó hace cosa de 4 meses en el Projecte Oriol.
Elegimos como convivente el hogar de César por considerarlo el más adecuado.
César es una persona de nacionalidad argentina bien
integrado en nuestra sociedad y cultura. Su profesión fue la de militar.
Es una persona honesta, sincera, educada, culta, con
valores educativos muy claros, humilde y consecuente con sus pensamientos.
Era la persona ideal para dar soporte a Antonio.
Antonio por su patología de personalidad es un individuo
muy complicado y de muy difícil convivencia.
De igual manera que puede ser muy bien educado cuando le
interesa, puede ser un déspota cuando no se siente satisfecho.
El primer mes fue de amoldamiento al entorno familiar y
social nuevo. Se integró en un club informal de petanca, se le apuntó al Casal
del barrio, a la biblioteca. Se le
facilitó una iglesia donde poder acudir para practicar su fe, etc.
A César ya le costó mucho que Antonio respetara las horas
de descanso nocturno y sobretodo diurno de la familia. Interrumpía e irrumpía
en los aposentos de la familia con cualquier excusa, una y otra vez. César
aplicó la paciencia y la repetición respetuosa de las normas de la casa. Como
no había manera se aplicaron sanciones suaves para reconducirlo. El resultado
ha estado medio-medio. Sigue usando esta estrategia para sus constantes
venganzas por asuntos de convivencia y por las frustraciones que le suceden en
los ámbitos sociales donde se mueve.
La prácticamente nula capacidad de tolerancia a la
frustración en cualquier tipo de relación que establece, ha ido generando en el
barrio un desapego y aversión hacia él por parte de bares, biblioteca, Casal,
Petanca, tiendas, Centro de Asistencia Primaria, etc.
Ante la más mínima contrariedad a sus demandas y
exigencias reacciona de manera agresiva a nivel verbal. Por otra parte no quiere
comportarse educadamente con los demás y los demás se sienten como mínimo
incómodos ante su presencia. Maltrata a las personas, sobre todo a las de mayor
edad, a los inmigrantes y a todo aquel o aquella que no le preste atención o
que se niegue a sus caprichos o exigencias.
Actualmente tiene “quemado” a su entorno social y César
que aguanta más que un espartano aun quiere seguir luchando.
Pero mi decisión es que dicho residente no está en
condiciones de vivir en sociedad de manera libre. Por desgracia he de aplicar
la última opción:
Esta semana que viene se procederá a tener una reunión
con él, su hermano tutor, César, la persona que hace las veces de trabajadora
social y un servidor.
El guión solo tiene un ítem: resolución de la situación
de convivencia social y familiar actual.
Como es natural en dichas personalidades se presentará
inocente de cualquier conflicto que se le relate. Su manera es la negación (yo
no he sido), la proyección de la responsabilidad (la culpa es de otro) y la
agresividad (faltar el respeto).
Como que una conversación así es del todo improductiva,
no se le permitirá ya ninguna de sus estrategias y los demás componentes de la
reunión le indicarán que tiene una semana para demostrar que ha entendido que
no puede mantener este nivel de relación con los demás.
Dudo casi al 100% que ello dé resultado aunque la
alternativa que se le planteará será la de un ingreso residencial. Ingreso que
sin duda se producirá.
Realmente es una lástima ya que perderá todas las
opciones sociales que ofrece un barrio, así como el calor y confort de un hogar.
No le culpamos ya que entendemos lo que es su patología
de personalidad y sabemos que no puede hacer más, pero ello no le exime de qué el
entorno social y familiar haya de sentirse agredido a estos niveles por muy
incapaz que sea el miembro. Tampoco actuamos movidos por el afán económico y
por ello todo tiene un límite. Sabemos que Antonio no lo pasa bien ya que se
encuentra en fase de exclusión social y ello justifica aun más la decisión
tomada.
Si tenéis comentarios o ideas no dudeis en publicarlas.
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