SALUT MENTAL

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domingo, 22 de abril de 2012

LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD-5. NO CLASIFICADOS-2: sádico y masoquista

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El par de personalidades que exponemos ahora tienen por denominador común el dolor a través de la crueldad. Unos, los sádicos porqué alimentan su placer al provocarlo y los otros, los masoquistas porqué se sienten retribuidos afectivamente si se les provoca dolor. Todo y que los juntamos por el denominador común del dolor (crueldad), irían clasificados en dos clúster diferentes en el DSM-IV, si éste los contemplara. Así, el sádico pertenece a los inmaduros y el masoquista a los miedosos (clúster B y C, respectivamente).


PERSONALIDAD SÁDICA

Aquí sí que nos enfrentamos con una personalidad potencial y especialmente dañina para con los demás.

La personalidad sádica se puede confundir con la personalidad antisocial. Recordemos que la persona antisocial tiene por objetivo el dominio del otro, mientras que la sádica tiene por objetivo el tener satisfacción a través del daño infligido a los demás (crueldad).

Las personas con este trastorno las solemos encontrar en homicidas en serie (90% de los mismos se han diagnosticado de personalidades sádicas) y los delincuentes sexuales y maltratadores (un 25% podrían tener este trastorno de la personalidad).

Ante la violencia impulsiva carecen de control, pueden tener reacciones muy violentas ante las mínimas frustraciones, usan la violencia instrumental para el dominio humillante del otr@.

Son muy crueles con los demás, no teniendo capacidad alguna de compasión (al contrario), no son empáticos, no tienen capacidad de querer (amar, estimar, valorar al otr@).

Pueden ser seductores, manipuladores, coaccionadores, etc. y todo con el objetivo de apresar al otro para infringirle daño y someterlo a su dominio.

Factores genéticos, como una mayor tendencia a estar de mal humor, una frialdad emotiva y afectiva puede provocar en los padres el sentimiento de que estos niños son “malos” e imposibles de tratar. A menudo la paciencia se acaba y estos niños canalizan las descargas hostiles de los padres sobre ellos, tanto a nivel físico como psicológico.

Son niños resistentes y responden a la agresividad de los otros con la misma moneda, tanto de una manera directa (explosiva) como indirecta (planificada y vengativa).

Poco a poco y a lo largo de los años estos niños aprenden a “dominar” a los otros a través del dolor que provocan ya que éste es el mecanismo que han aprendido (aunque lo hayan generado ellos en buena parte). Son muy insensibles al dolor emocional y físico y se sienten satisfechos ya que observan que el resto de las personas son más sensibles y por tanto vulnerables y controlables.

Se comenta que esta categoría no se describe en el DSM-IV por Temor a que los delincuentes puedan conseguir un trato penal beneficioso si un diagnóstico psiquiátrico disminuyera o anulara su responsabilidad criminal.


PERSONALIDAD MASOQUISTA

Todo iba bien, hasta que se ha torcido. Fracaso tras fracaso. ¿Mala suerte? ¿Es posible tener siempre mala suerte?

Este tipo de personas parece que les hayan echado un “mal de ojo” muy poderoso y duradero.

Pero esta condición vas más allá del éxito o el fracaso. Son personas que provocan la humillación de los otros para que los otros les agredan. Personas que consiguen que los otros descarguen en ellas las pasiones y pulsiones más negativas y sádicas.

Detrás, hay un sentimiento de que “esto es lo que me merezco, me satisface o espero de los otros”. Tienen ansia por el estímulo negativo a todos los niveles.

Todos los niños/as pasan por una etapa que suele iniciarse hacia el año o año y medio y finaliza hacia los 2-3 años en que parece que les guste hacer o decir aquellas cosas que los padres sancionarán, mucho más que aquellas otras que comportarán un premio  o gratificación (afectiva sobre todo).

Si tenemos unos padres con poca capacidad de relación afectiva (fríos), que no quieren ruidos y que no suelen hacer fiestas a los niños/as; provocarán en su hijo/a una sensación de inexistencia.

Todos sabemos que en las relaciones humanas lo peor es sentirse ignorado; mucho peor que recibir los estímulos negativos. Por lo tanto, en estos casos, el niño/a no evolucionará hacia la fase de hacer las cosas bien para recibir afecto, si no que se quedara “atascado” en la fase de provocar estímulos negativos por parte de los padres con la finalidad de no sentirse ignorado. Si encima los padres tienen accesos (por la razón que sea) de cariño y afecto culpabilizador y posesivo (“mira como me haces sufrir”, eres el culpable de mis males”, “padre/madre está enfermo/a por tu culpa…”) el modelo conductual de provocar humillación y de vivir en el fracaso estará instalado.

El próximo será el último capítulo sobre los Trastornos de la Personalidad: el síndrome o complejo de Peter Pan y el trastorno inespecífico de la personalidad.

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