SALUT MENTAL

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martes, 9 de octubre de 2012

TRASTORNO ANTISOCIAL-4/4. Sociopatía-2

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PERSONALIDADES SOCIOPÁTICAS QUE TRIUMFAN
Seguramente con solo decir esto viene a la mente nombres de personajes famosos que han tenido o tienen éxito en cualquier campo del hacer humano y que todos sabemos que son unos sociópatas redomados.

1.- Políticos. Sin mencionar a los dictadores y tiranos, hay políticos actuales que tienen un perfil sociopático. Son personas que desean el poder por el puro placer de ejercerlo y que se desarrollan en el campo de la política a través de la demagogia o del populismo más seductor (de puertas al público) y son “malos” de puertas adentro. Escaladores, tejedores de entresijos y traiciones. No se les conoce compasión ni humanidad alguna. Generalmente muestran su verdadera personalidad con sus allegados y familiares.

2.- Empresarios. Aquí es donde más se expone dicha personalidad. Hablamos de los conocidos tiburones que priorizan por encima de todo la ostentación del poder y a los que les apasiona la servidumbre de los demás. Muchas veces se enzarzan en verdaderas guerras de intimidación, chantaje y corrupción. Son despiadados y duros con los demás. Su desconocimiento del sentir estimación les permite ser unos muy buenos empresarios ya que como todos sabemos el dinero no entiende de amor.

3.- Profesionales de los medios de comunicación de masas. Al igual que pasa con los políticos, el perfil más típico es del narcicismo, pero existen sociopatillas bien conocidos en presentadores de programas de gran consumo. Recordemos sin ir más lejos el caso de aquel presentador que fabricaba él mismo los asesinatos para poder ser el primero en publicarlos.

4.- Otras profesiones y expresiones sociales. En todos los campos encontraremos personalidades sociopáticas cuyo objetivo es el poder y que son incapaces de sentir afecto por los demás por encima de su afán de poder. Cirujanos plásticos y otros médicos a los que no les importa lo que les ocurra a sus pacientes, mecánicos que no se preocupan por la seguridad de sus clientes, curas que tienen su feudo establecido a los que la doctrina que siguen e imparten no se adecua en nada con sus verdaderos sentimientos y objetivos.

La pregunta que uno se formula inmediatamente es que si por definición no hay trastorno mental si no hay problemas graves en las áreas individual, familiar, social, formativo-laboral o legal, a dichos personajes no se les puede denominar sociópatas. Ello es cierto pero donde se produce el error es que sí que tienen problemas en alguno de los campos mencionados; sin duda en su biografía encontraremos estos conflictos: maltrato a la familia, corrupción, estafa, crímenes, conflictos con la ley (por conducir ebrio, por ejemplo), maltrato a sus empleados, abuso de drogas, juego o alcohol, peleas, etc.

Lo que ocurre es que lo llevan tan escondido como pueden y usan el poder para limpiar su imagen pero, los hechos están ahí.

El poder es muy atractivo para algunas personas porqué les transmite seguridad y satisfacción. De esta afirmación se deduce fácilmente que en el fondo son personas con un alto nivel de inseguridad que han sublimado a través del dominio al otr@.

A mí, personalmente me ha funcionado muy bien la técnica que ahora os presentaré. Por mi ocupación me he encontrado con muchos sociópatas. Son manipuladores a más no poder y siempre hay una nota de amenaza en sus discursos. A veces los intentos son solo verbales pero otras, las amenazas suenan a físicas aunque no tienen porque ser directas (p.ej: te cuentan que llevan un cuchillo y luego te piden pastillas y luego te dicen que se pueden poner muy nerviosos o que el otro día acuchillaron a alguien porque interfería en sus deseos y necesidades). Siempre que he notado miedo de alguien se lo he dicho simplemente así: “mira, si me sigues amenazando me pones muy nervioso ya que me das miedo y si me das miedo yo no puedo trabajar ni ayudarte”. Ello nunca me ha fallado. Ello ejerce un efecto tranquilizador en el sociópata ya que le estás dando su razón en parte pero te permite cambiar el nivel de diálogo y relaja la situación.

El sociópata quiere que le respeten pero para ell@s el significado de respeto se aviene más al concepto de que le temas que no al significado real del término.

El sociópata se demuestra a sí mismo su valía al percibir miedo en los demás. Y puede exigir obediencia simplemente por el hecho de que ello le da seguridad.

Al sociópata no le interesan realmente el dinero y los bienes materiales o la ostentación. Para él/ella es una manera de que los demás vean su poder y le teman. Para ell@s las riquezas son un medio, no un fin.

Y acabo con la entrada y el tema de la sociopatía, dejándoos la definición y características fundamentales del trastorno llamado “comportamiento o conducta antisocial del adulto” (S/. DSM-IV): “Esta categoría puede usarse cuando el objeto de atención clínica es un comportamiento antisocial del adulto que no se debe a un trastorno mental (p. ej., trastorno disocial, trastorno antisocial de la personalidad, trastorno del control de los impulsos). Los ejemplos incluyen el comportamiento de algunos ladrones profesionales, chantajistas y traficantes de sustancias ilegales.” Es decir, son personas que si bien en su infancia o adolescencia no se pudo emitir el diagnóstico de Disociales porque no cumplían los criterios, la vida les ha llevado a perfilar una personalidad antisocial, donde han aprendido que lo afectivo no es bueno para sus intereses o sienten una visceralidad ante otros grupos sociales o raciales (un ejemplo de ello serían los terroristas que aunque dicen defender algo, su objetivo acaba siendo el sembrar el temor y el miedo en los demás).

Un buen libro y película del mismo es el famoso film “La naranja mecánica” que escribió Anthony Burgess en 1962 y llevó a la pantalla Stanley Kubrick en 1972. Aquí vemos un sociópata natural.

Otro ejemplo aunque transcurra en el mundo de fantasía de su protagonista es American Psycho de Bret Easton Ellis (1991) y que llevó a la pantalla Mary Harron en el 2000. Aquí vemos un sociópata con éxito social.

Otra película que me ha parecido muy acertada, bastante real, bien hecha y simple es Last Rider (2009). Os dejo un link: http://www.tucinecom.com/2012/10/ver-last-ride-2009-y-sin-cortes-de-megavideo/

sábado, 6 de octubre de 2012

TRASTORNO ANTISOCIAL-3/4. Sociopatía-1



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Entremos pues de lleno en el llamado Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP de aquí en adelante).

La primera cosa que hemos de tener clara es que no se puede hacer un diagnóstico de TAP sin que se pueda corroborar un diagnóstico previo de Trastorno Disocial (ver: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/09/trastorno-antisocial-14-el-trastorno.html  y http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/09/trastorno-antisocial-24-el-trastorno.html ). Caso de no ser así hablaremos de Conducta Antisocial del Adulto.

Primero os traslado lo que explicita el DSM-IV para poder diagnosticar un TAP.

Características diagnósticas del TAP (s/ DSM-IV):
A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems:
(1) fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención.
(2) deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer.
(3) impulsividad o incapacidad para planificar el futuro.
(4) irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones.
(5) despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.
(6) irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.
(7) falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros
B. El sujeto tiene al menos 18 años.
C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años.
D. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco.

¿Qué nos sugiere todo ello?
Sin duda el panorama que se nos expone es terrible. No lo quisiéramos ni para nosotros, ni para nadie querido o tan solo conocido. Y, ello ¿por qué? Pues porque el final se define como un marginado, encarcelado, muerto en reyertas, etc, etc.

Nos sugiere impulsividad, avidez de recompensas inmediatas a cualquier precio social, incapacidad de querer. Por cierto, yo al punto 7 le cambiaría la palabra “remordimientos” por la de “responsabilización”.

Así vemos que el objetivo vital del sociópata es conseguir la satisfacción a través del dominio del otro por la vía que sea: manipulación o tiranía.

Aquí ya nos asaltan fantasías de personas de las denominadas “psico-killers” pero tranquilos, que no es así en el 99% de los casos. La mayoría de los sociópatas son víctimas de su manera de ser. No olvidemos que para poder diagnosticar cualquier trastorno mental es imprescindible que la persona que lo padece tenga problemas a nivel individual, familiar, social, formativo-laboral o legal.

Dichos problemas topan de frente con la sociedad y es la sociedad quien les va quitando el poder hasta el punto de que dejan de ser para la mayoría.

Cárcel, drogas, depresión, suicidio, es el final de dichas personas.

Con todo hay algunas que prevalecen, bien sea por que alguien les protege (padres, sociedad), o porqué logran sobrevivir y aprender.



Pero veamos un poco más lo que ello significa con unos pocos ejemplos de personalidades antisociales claras:

  1. El clásico fanfarrón que busca constantemente peleas, comete hurtos y pequeñas estafas. Tiene una pareja servil y débil a la que es capaz de maltratar y engañar. No posee carnet de conducir. No acepta hacer colas. No pide las cosas, las exige.
  2. La típica seductora y manipuladora que miente de costumbre. Traiciona a l@s comañer@s de trabajo. No aguanta los trabajos ya que se cansa o la echan. Educa a sus hijas de manera dictatorial, sin reconocerles nada excepto cuando precisa algo de ellas, no las quiere. De parejas múltiples a las que suele estafar o engañar.
  3. El pandillero o integrante de bandas que quiere ser líder a costa de la manipulación y su agresividad o el miembro de una banda o pandilla que solo es servil al líder que es más sociópata que él o ella. Buscan el placer constantemente a base de actos delictivos. No aprecia el valor del dinero a no ser que se use para conseguir sus fines de chulería y prepotencia.
  4. El policía o vigilante de seguridad que usa su cobertura legal para abusar del pueblo, chantajea, estafa, detiene porque sí y siempre se encuentra en el cuerpo a cuerpo con los presuntos delincuentes.
  5. El siempre eterno hijo de mamá, que con 30 o 40 años sigue sin dar palo en la vida, siempre con excusas, siempre maltratando a su madre pero ella siempre protegiéndolo hasta el punto de irle a comprar drogas para que no sufra. Una persona que constantemente se pone en conflictos sociales y legales pero que nunca es culpable de ello.

Como veis no siempre son personajes realmente peligrosos. Por suerte la mayoría siguen patrones parecidos a los ejemplos expuestos y como mucho son delincuentes de poca monta.

Los hombres suelen ser más brabucones y desafiantes; las mujeres suelen ser más manipuladoras y chantajistas.

Este prototipo de personalidad para mí es de los que menos justificaciones penales tiene. No suelo recomendar nunca un atenuante legal para sus actos delictivos ya que saben muy bien lo qué hacen tanto si es planificado como si es impulsivo. Otra cosa es que suelen ser personas que beben o se drogan y es cuando más fácil es que comentan un delito; en este caso la atenuante sería el estado de embriaguez o toxicidad.

Otra característica curiosa que ya he mencionado en los ejemplos es su poca paciencia: no saben esperar, se ponen nerviosos y suelen colarse o largarse. Ello les dificulta en gran manera el cumplimiento de sus deberes como ciudadano o recibir ventajas sociales.

Muchos de los que he conocido carecen de carnet de conducir y la razón está en el rechazo a seguir la norma y en la baja tolerancia a la frustración.

El rechazo a seguir las normas sociales o legales forma parte de su personalidad y se emparenta con el rechazo al esfuerzo escolar.

Pero hay otras personalidades sociopáticas que todo y tener problemas en alguna o algunas de las esferas de relación, triunfan parcial o totalmente en otras áreas de manifestación personal.

Y de ello hablaremos en la siguiente y última entrada del tema sociopatía.

sábado, 29 de septiembre de 2012

TRASTORNO ANTISOCIAL-2/4. El Trastorno Disocial (niños malos)

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El Trastorno Disocial (Niños malos)-2

Las personas suelen preguntarse cómo se originan estas personalidades. A mi entender siguen dos modelos distintos en apariencia, en función de los padres y los eventos constantes educativos entre los cuales cuenta mucho el entorno cultural y el micro-entorno social.

En relación al entorno socio-cultural inmediato del menor, el DSM-IV especifica que si la conducta disocial es la aceptada por su entorno socio-cultural, no se puede realizar dicho diagnóstico ya que este patrón en dicho entorno no será “raro” (léase pandillas, barrios marginales, etc.).

Genéticamente son personas con menos capacidad emotiva que la media, mayor impulsividad y con dificultades atencionales. Con todo, siempre encontraremos variaciones o las circunstancias ambientales las pueden haber modificado de bien pequeños (traumas).

Para que la educación incida sobre la personalidad de estos chic@s ha de cumplir uno de estos 2 requisitos:

1.- Transmisión afectiva nula, con ejercicio de la violencia por parte de los padres.
2.- Roles paternos opuestos en el binomio proteccionismo vs ausencia/periferia.


1.- Transmisión afectiva nula, con ejercicio de la violencia por parte de los padres.

Este origen que no es el más frecuente (lo es el siguiente) pero sí que hay suficientes casos como para comentarlo.

Se trata de parejas que ya tuvieron este mismo diagnóstico en la infancia y que luego demostraron ser personalidades del clúster B (fundamentalmente). Dicho clúster contempla los Límite, Antisociales, Histriónicos o Narcisistas (véase el link siguiente para más detalles: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-3.html).

La dinámica de relación familiar que establecen no se basa en lo afectivo hacia el hij@ sino en sus egoísmos combinados. La característica principal es la no empatía con sus hijos a nivel afectivo. La transmisión educativa se basa en la inmadurez, en la impulsividad y en lo antisocial.

Puede haber violencia física o psíquica y todo se impone y se razona por el dominio de uno a otro.

Dicho aprendizaje lo empieza a practicar el/la menor con el objetivo doble de recibir atención (aunque sea negativa) y de conseguir sus objetivos.

Hemos de recordar que la atención negativa es mejor que la no atención. Los niñ@s se saben dependientes de sus padres y la necesidad genética de aprender les lleva a imitar (de pequeños) las conductas que, observan, reportan resultados a su necesidad de satisfacción.

Así los valores que se transmiten es que un@ solo es válido para conseguir la cuota vital de placer (satisfacción) si es manipulador y/o dominante (tirano o dictador).

El afecto queda fuera de lo relacional y solo prevalece el dominio sobre el/los otros para conseguir el objetivo, el cual es el PODER. Evidentemente el Poder puede ser económico, físico, material o simplemente sobre los otros.

La impulsividad, la frialdad, la manipulación verbal o física, la carencia de la capacidad de querer (estimar, amar), la intimidación, la falta total de respeto (humano) y el deseo inmediato de satisfacción, los acaban definiendo.

Comentemos aquí algo común tanto del Trastorno disocial como de los otros trastornos del clúster ‘B’): el fracaso escolar.

El fracaso escolar en estos chic@s se debe a la falta de aprendizaje de los conceptos de perseverancia y dedicación.

El patrón que se transmite es el de obtener las cosas cuando uno las desea y por la fuerza. Ello hace que los estudios se vean como algo contrario a lo aprendido: esforzarse, perseverar, dedicar horas, hacer los deberes, mirar la agenda, etc., no es algo que se positivice ni se incentive en su educación. Por ello, los estudios son algo que uno ha de ignorar. La cuota de satisfacción se obtiene a través de las gamberradas, las peleas, el absentismo. No importa nada porque nada escolar vale el esfuerzo si se puede conseguir a la brava.


2.- Roles paternos opuestos en el binomio proteccionismo vs ausencia/periferia.

Aquí conviven diferentes modelos familiares: Familias monoparentales, Familias sobreprotectoras, Familias donde la madre es sobreprotectora y el padre es periférico (con o sin intervención aguda, puntual y desajustada).

El modelo es femenino en relación al padre educador, aunque no hemos de olvidar que hay un porcentaje interesante (interesante pero no significativo) de casos donde hay una inversión de roles.

Por cualquiera de las 3 razones comentadas más arriba, la madre no sabe transmitir que lo deseado tiene un valor afectivo. Son madres que se dan sin condiciones a su hijo (varón). Aunque lo intenten, no son capaces de transmitir y educar el concepto de tolerancia a la frustración. Pero no lo hacen porque no amen a su hijo, sino que lo hacen por qué interiormente no pueden oírlo llorar y por ende cualquier otra manifestación de “no satisfacción”.

Por otro lado, el padre o bien es un ser débil, o bien es un padre periférico (forzado o no). Veamos:

Un padre débil tanto lo puede ser porque actúe como una madre sobreprotectora (ello es anecdótico pero sucede), como porque la madre lo haya apartado del proceso educativo del hijo, como porque él sea insensible al concepto aceptado de familia (padre que no participa en nada en la educación de su hijo, tiene sus propios intereses).

Sea cual sea el caso (que evidentemente aportan las diferencias), el padre no ejerce su rol educativo como padre. Bien porque malcría, bien porque se aparta (deja de existir) con el riesgo añadido de que sienta celos y rechace o ignore a su hijo, bien porque no sepa transmitir cariño alguno de manera sincera, espontánea y real. Pero aparte de ello, el padre no instruye al hijo en algo de necesidad tan cierta como la disciplina (aplicación, perseverancia, tolerancia a la frustración, sociabilidad).

Pero, rizando más el rizo hay padres del tipo periférico y subtipo me-apartaron o voy-a-la-mía que intervienen únicamente para terminar situaciones conflictivas entre los hermanos o entre el hijo y las madre a través de la violencia sin sentido y los castigos inmediatos desproporcionados a la acción o al suceso.

Todo ello va dando un modelo de conducta al menor que en la adolescencia se introyectará no como un modelo a seguir sino como una pauta propia de conducta. Ello definirá su personalidad.

La manifestación de éste prototipo de personalidad la encontraréis en la anterior entrada:

Tratamiento
Aunque este no es el objetivo de dicho capítulo, os diré que el tratamiento pasa por los padres antes de la adolescencia. Luego hay que combinar el abordaje de los padres y de los propios hijos. Los fármacos tipo sedantes a muy bajas dosis o los antiepilépticos usados como inhibidores de la impulsividad pueden ayudar al hijo a contener su impulsividad.

En la próxima entrada veremos ya lo que sigue a partir de los 18 años con estas personas llamadas disociales (menores de edad); Es decir, el trastorno antisocial de la personalidad.