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domingo, 9 de diciembre de 2012

ANOREXIA, BULIMIA y TRASTORNO POR ATRACÓN-3/4

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BULIMIA

Recordemos que “bulimia” no es comer y vomitar. Ello forma parte tanto de la bulimia como de la anorexia.

Si bien tanto en la anorexia como en la bulimia hay una preocupación excesiva por el peso, siendo el objetivo de la anorexia el adelgazar, el objetivo de la bulimia es no ganar peso debido a los atracones que la persona se da.

Así en la bulimia hay una sensación de pérdida sobre el control del impulso de comer, así como de las características nutricionales de lo que se ingiere.

Comparten también ambas enfermedades el pánico a la obesidad así como las técnicas compensatorias tanto restrictivas como purgativas.

Atracón: es el consumo a lo largo de un período corto de tiempo de una cantidad de comida muy superior a la que la mayoría de los individuos comerían.

Conducta típica en la bulimia: consiste en una necesidad impulsiva irresistible de darse un atracón, luego aparecen los remordimientos y la persona ha de compensar dicha ingesta bien a base de conductas restrictivas o purgativas. Suelen comerse alimentos con hidratos de carbono en exceso pero ello es fruto de la ansiedad.

Los atracones se realizan por lo normal a escondidas o lo más disimuladamente posible. Los episodios pueden o no haberse planeado con anterioridad y se caracterizan (aunque no siempre) por una rápida ingesta del alimento. Los atracones pueden durar hasta que el individuo ya no pueda más, incluso hasta que llege a sentir dolor por la plenitud. Los estados de ánimo disfóricos (malestar anímico con uno mismo, sensación de vacío interno), las situaciones interpersonales estresantes, el hambre intensa secundaria a una dieta severa o los sentimientos relacionados con el peso, la silueta y los alimentos pueden desencadenar este tipo de conducta. Los atracones pueden reducir la disforia de manera transitoria, pero a continuación suelen provocar sentimientos de autodesprecio y estado de ánimo depresivo.

Ansiedad: la ansiedad suele ser la causa del atracón y de las conductas compensatorias. Recordemos que muchas veces la ansiedad es interpretada como ansia de comer o como una molestia en la boca del estómago que uno sabe que se aplacará si come.

Las conductas restrictivas o purgativas son las mismas que en la anorexia: ayuno, exceso de ejercicio son técnicas no purgativas o restrictivas; vómito, uso de laxantes o diuréticos son ejemplos de conductas purgativas. El vómito suele estar presente en el 80 a 90% de los que padecen dicha enfermedad y los laxantes en más de una tercera parte.

El uso de fármacos anorexígenos no es infrecuente. Años atrás los más usados eran las anfetaminas cuyo uso lleva a una dependencia farmacológica, añadiendo así otro trastorno al de la bulimia, el cual conlleva un difícil tratamiento. Se usan también hoy en día fármacos varios los cuales contienen, como efecto indeseable, la pérdida del apetito (entre ellos ciertos antiepilépticos y ciertos antidepresivos).

A parte de los laxantes, diuréticos y enemas, la persona con bulimia suele usar fármacos que impiden la absorción de grasas.

El ayuno suele ser un método compensatorio que da mal resultado en las personas con bulimia ya que son incapaces de mantenerlo por mucho tiempo sin caer en el atracón. Parecido pasa con el exceso de ejercicio físico o las dietas hipocalóricas.

El vomito puede convertirse a la larga en objetivo en sí, llegando la persona a comer para vomitar. El vomito es ansiolítico en la bulimia ya que produce satisfacción y la recuperación de la sensación de autocontrol y la atenuación de los remordimientos por el atracón. Visto de esta manera, el vomito es muy adictivo ya que la conducta produce un resultado inmediato, mucho más que con el uso de laxantes, enemas, o el ejercicio físico.

La sensación de culpa: acompaña tanto a la anorexia como a la bulimia y se debe a la pérdida del control sobre el impulso de comer. Lleva al individuo a una baja autoestima y a una autoimagen física negativa.

Distorsión de la autoimagen: en ambas patologías hay una distorsión de la autoimagen física. Generalmente en la bulimia hay un sobrepeso real, mientras que en la anorexia hay un bajo peso peligroso. La persona ve distorsionados sus características físicas aunque haya normopeso u obesidad. Es decir, lo que ve ante el espejo es su cuerpo de manera distorsionada en el sentido de que ve defectos donde no los hay o los magnifica (caderas, pecho, muslos, brazos, piernas, etc). Hay una obsesión por modular su imagen corporal a través de “adelgazar”.

Los trastornos que se asocian más frecuentemente a la bulimia son los de ansiedad y las depresiones y a nivel físico se producen los problemas derivados de la pérdida de electrolítos (hipopotasémia, hipoclorémia e hiponatremia) los cuales pueden provocar alteraciones cardíacas, mentales o alteraciones del equilibrio ácido-base del organismo. Los mismos hechos pueden ocurrir en las anorexias purgativas.

Hay patologías de personalidad que se asocian a una mayor frecuencia de bulimia: el trastorno límite de la personalidad (http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-3.html) o rasgos del mismo es muy frecuente en la bulimia, igual que en la anorexia lo es el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad (http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-4.html y http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/11/personalidad-obsesiva-14.html) .

La bulimia es 10 veces más frecuente en mujeres que en hombres pero tiende a acortarse dicha relación por los cánones antropomórficos actuales.


EL TRASTORNO POR ATRACON

Se parece a la bulimia en cuanto a la conducta: atracones, pero no se presentan conductas compensatorias o se presentan en muy baja frecuencia.

El resultado suele ser la obesidad.

Entre las pruebas que demuestran una falta de control sobre la alimentación cabe citar el comer muy deprisa, comer hasta sentirse desagradablemente lleno, ingesta de grandes cantidades de comida en ausencia de hambre y sentirse disgustado, culpable o deprimido tras uno de estos episodios.

Algunos individuos manifiestan que sus atracones están desencadenados por estados de ánimo disfóricos, como depresión y ansiedad. Otros se ven incapaces de identificar descencadenantes concretos, pero sí pueden manifestar una sensación inespecífica de tensión, que el atracón consigue aliviar. Otro grupo de individuos otorga una cualidad disociativa al atracón (sensación de embotamiento o de estar drogado). Finalmente, muchas personas se pasan todo el día comiendo sin horarios ni descencadenantes definidos.

La mayoría de los sujetos se han sometido a dietas en numerosas ocasiones y se confiesan desesperados por las dificultades que entraña el control sobre la ingesta de comida. Algunos continúan intentándolo, mientras que otros han abandonado cualquier intención de realizar una dieta debido a sus continuos fracasos.

Estos individuos pueden declarar que el trastorno interfiere en sus relaciones interpersonales, su trabajo o su capacidad para aceptarse y agradarse a sí mismos. Si los comparamos con individuos con igual peso que no padecen el trastorno, en el primer grupo se constatan porcentajes superiores de autoaversión, descontento de la propia imagen, depresión, ansiedad, preocupación por el cuerpo y mayor susceptibilidad ante los demás. También puede haber una mayor prevalencia de trastorno depresivo mayor, trastornos relacionados con sustancias y trastornos de la personalidad.

Podeis ver el segundo capítulo del presente tema (anorexia) en  http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/12/anorexia-bulimia-y-trastorno-por.html
El siguiente y último capítulo se centrará de manera breve en el tratamiento.

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