Estreñimiento crónico o estreñimiento.

Lo curioso del caso es que sí se siguen subvencionando en
un cuadro tan frecuente como el colon irritable o inestable pero no en el caso
de estreñimiento iatrogénico (es decir, provocado por el médico. En este caso
por el efecto de otros fármacos).
El estreñimiento crónico como efecto indeseable de
psicofármacos es muy frecuente, incómodo, doloroso y peligroso para la salud
del paciente.
Luego hemos de entender que los pacientes habrán de
pagarse los laxantes por su estreñimiento crónico causado por fármacos
subvencionados. Una sinrazón.
Esto, o los médicos habrán de mentir e incluir a estos
pacientes en la lista de enfermedades que lo justifican como el colon irritable
o inestable.
El precio de uno de ellos, quizás de los más usados (el
Plantago Ovata) ronda los 3,31€ el envase con 30 sobres. Hay pacientes que con
uno pasan pero hay otros que necesitan 3 al día. Ello supone entre 3,31 y 9,93
euros al mes. Para algunos bolsillos quizás no sea mucho pero para otros sí,
sobretodo atendiendo que muchos de estos pacientes no pueden trabajar y
dependen de pensiones mínimas.
Ello puede conllevar que el paciente no asuma dichos
costes lo cual puede acarrear serios problemas de salud que pueden llegar a la
perforación intestinal con la consecuente peritonitis.
Antidiarréicos
No es un cuadro muy frecuente derivado del uso de
psicofármacos, sobre todo si atendemos a la definición de diarrea: 3 o más
deposiciones líquidas diarias durante 3 o más días seguidos.
Pero sí que se encuentra asociada la diarrea a la
diverticulitis, la cual puede ser causada por el estreñimiento crónico mal
tratado.
Psicofármacos que produzcan diarrea hay muchos, aunque la
mayoría producen dicho efecto indeseable de manera aguda o subaguda (al
principio del tratamiento), otros como el Litio lo pueden hacer de manera
crónica provocando la pérdida de iones los cuales pueden repercutir
negativamente y de manera seria en la salud de la persona (cardiopatías,
encefalopatías, calambres, etc.).
De todas maneras los casos de diarreas agudas secundarias
al tratamiento con psicofármacos pueden ser toleradas por los pacientes. En
otros casos, habrá que cambiar el perfil del fármaco.
Antiácidos
Se supone que el tratamiento de elección de la gastritis,
hernia de hiato, hiperacidez, etc. son los inhibidores de la bomba de protones
(omeprazol, pantoprazol, etc), pero hay personas que padecen “acidez” de manera
puntual y que no precisan tomar de manera crónica los inhibidores. A estas
personas el uso de antiácidos o protectores gástricos de manera puntual le
resulta más económico que un tratamiento crónico.
Y no olvidemos que los inhibidores no actúan de manera
inmediata lo cual obliga al paciente a sufrir las molestias gástricas más
tiempo del necesario, cosa que con los antiácidos se evita.
Muchos de los psicofármacos pueden provocar molestias
gástricas de manera más o menos crónica. Por costumbre los médicos suelen
añadir a las pautas los inhibidores y quizás en ello hay una mala praxis por
exceso de precaución.
De todas maneras lo que sí es cierto es que al eliminar
los antiácidos provocamos en un paciente con molestias gástricas un exceso de
sufrimiento en espera de que los inhibidores hagan su efecto.
Lo mismo puede ocurrir en los casos de sobrecarga
hepática por los psicofármacos y las alteraciones biliares que pueden
traducirse en digestiones pesadas y en acidez, cosa que los antiácidos pueden
aliviar de manera rápida. Y caso de que sean situaciones puntuales resultan de
un mayor ahorro que el someter al paciente de manera crónica a un tratamiento
con inhibidores.
Otras patologías
Los psicofármacos pueden producir otras patologías como
la hipersensibilidad (alérgia) y no siempre será aconsejable cambiar el
fármaco. La eliminación de baterías de fármacos antialérgicos tópicos obliga a
la dispensación de fármacos por vía oral, con el aumento consecuente de riesgos
para la salud (somnolencia, hipersensibilidad retardada a los antialérgicos
antihistamínicos, etc).
Otro cuadro frecuente que viene asociado a las patologías
mentales son las patologías asociadas al Herpes simple i al Herpes Zoster.
Todos sabemos que el Herpes va asociado al estrés y el estrés es una situación
frecuente en pacientes con enfermedad mental. También se sabe que el
tratamiento en la primera fase (cuando aún no ha aparecido la ampolla) suele
recomendarse el uso tópico además de la vía oral. Al eliminar los tratamientos
tópicos debilitamos de alguna manera el potencial de tratamiento del cuadro y a
la vez favorecemos la aparición de efectos indeseables de los anti-virales al
usarlos por vía oral en lugar de por vía tópica.
Y finalmente comentar el caso de los mucolíticos y
antitusígenos. Las personas con patología mental crónica suelen ser grandes
fumadores, con lo cual muchos acaban con patologías pulmonares crónicas que se
benefician de los antitusígenos y de los mucolíticos y que ahora tendrán que
subvencionarse de su propio bolsillo de manera crónica. Y lo bueno es que el
tabaquismo asociado a trastorno mental crónico no se debe a la propia
enfermedad de manera exclusiva sino que va condicionado al uso de sedantes. El
tabaco y el café son dos estimulantes que el paciente usa de manera no consciente para contrarrestar los efectos
sedantes de los psicofármacos. Otra iatrogenia que el paciente ha de tratar
enteramente desde su bolsillo.
Las conclusiones son para mí obvias y reflejan una
voluntad de permitir un sufrimiento que de otra manera sería evitable al
excluir unos fármacos que al Estado le parecen inútiles. Uno se los ha de
costear enteramente pero no se atiende a que muchas de las personas que los
precisan desde el campo de la psiquiatría, no tienen un poder adquisitivo
siquiera mínimo. Si ello no es discriminación marginal, ya me dirán ustedes lo
que es.
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