SALUT MENTAL

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viernes, 16 de marzo de 2012

LA SEXUALIDAD

Las necesidades sexuales de las personas con discapacidad mental (psíquica o intelectual) cumplen un patrón parecido al de la población sin discapacidad.

Por desgracia estas necesidades sexuales se encuentran a veces insatisfechas por razón de la patología de la persona discapacitada.

En sí suelen limitarse mucho al onanismo ya que las relaciones de pareja son difíciles. Algunos pueden permitirse el dispendio económico de alquilar el servicio pero la mayoría no lo hacen porqué no pueden o porqué no les gusta.

Otr@s confunden la simpatía con la seducción o se enamoran de quienes les cuidan o de quienes les transmiten simpatía o empatía.

La sexualidad en los discapacitados mentales es un tema que solo se contempla en sus derechos pero nada más.

Lo que más daño hace es el aprovechamiento del que pueden ser víctimas por parte del resto de la población no discapacitada.

Sin ir más lejos, he tenido pacientes que han sido abusados por personas consideradas “normales” de manera reiterada y en total indefensión. Ello es ultrajante y es un delito universal, no solo legal.

Surge el tema del consentimiento del discapacitado/a o hasta de ceder a sus pretensiones. La diferencia entre delito y consentimiento se halla en el abuso que haga el no discapacitado del que sí que lo está. Y me refiero al abuso de confianza, a la manipulación egoísta, de abuso o violación.

En relación al onanismo no hay que decir nada más. Ell@s tienen sus derechos y hay que respetarlos.

En cuanto a las relaciones entre personas discapacitadas, hay siempre que considerar sus pretensiones y cómo favorecer que la relación no acabe en una crisis o en un embarazo no deseado.

Prohibir no está permitido pero hay que velar por su seguridad y su futuro.
Ello se deriva del hecho que son personas discapacitadas mentales y que por lo tanto precisan de un soporte en todas sus facetas de la vida. Pero no hay que olvidar nunca que tienen sus derechos, sus deseos y sus necesidades.

Recordemos: el daño psíquico que produce una situación de indefensión sexual a un discapacitado mental es tan grande o más que el que recibe una persona considerada “normal”. Y es más grave porqué el/la discapacitad@ no tiene la capacidad de elaborar un atentado a la integridad tan brutal y salvaje como un abuso o violación reiterado o puntual.

¿Cuál es la actuación correcta?
  • 1.   Ante el onanismo: preservar la higiene y la intimidad de los demás y la del/de la interesad@.
  • 2.   Ante el embarazo: recomendar el aborto.
  • 3.   Ante los abusos o violación: urgencias médicas (ya se encargan de la denuncia).
  • 4.   Ante el enamoramiento:
    • a.   Si es genuino y recíproco: ofrecer soporte, compartir y reconducir las alternativas no factibles. Favorecer los medios anticonceptivos (el mejor es a través de los anovulatorios o “pastillas” y la ligadura de trompas voluntaria).
    • b.   Si es manipulación o interés sexual: convencer, hablar, denunciar.
  • 5.   Ante la demanda de ir con profesionales del sexo: consentir y velar.
  • 6.   Ante la confusión de roles por parte de la persona discapacitada: ser cordial, comprensivo y educado. Transmitir la idea de que lo queremos mucho pero como persona.

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