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Tema planteado por Aaddmm Terraferma Associació:
"Molt interessant el teu oferiment. Voldríem saber perquè es tarda tant en trobar la medicació adequada en les malalties mentals. És a dir, perquè tantes persones amb malaltia mental han tingut que sofrir tants medicaments diferents al llarg de la seva malaltia sense que cap fos el correcte?"
"Muy interesante tu ofrecimiento. Quisiéramos saber por qué se tarda tanto en encontrar la medicación adecuada en las enfermedades mentales. Es decir, para que tantas personas con enfermedad mental han tenido que sufrir tantos medicamentos diferentes a lo largo de su enfermedad sin que ninguno fuera el correcto?"
Esta es una verdad muy cierta. En psiquiatría pocas veces ‘A’ es igual a ‘B’, en el sentido de lo que le va bien a uno no le va bien a otro.
La razón farmacológica deriva de que aun cazamos moscas con escopetas de matar elefantes.
A parte de la razón farmacológica existen otras razones.
Así identificamos las siguientes:
- Idiosincracia del receptor de fármacos (paciente). No todos los fármacos funcionan igual en todas las personas: efectos indeseables.
- Error de diagnóstico por parte del psiquiatra.
- Cumplimiento del receptor.
- Lentitud en la atención.
- Características de los fármacos usados a día de hoy: muchos fármacos sirven para diagnósticos diferentes. Falta de especificidad.
El tratamiento consistirá en eliminar este “defecto” a través de modificaciones genéticas sobre las células implicadas. En ello, los virus o priones u otros mensajeros serán las bases de la curación o tratamiento.
Bien, dicho esto volvamos a la realidad actual.
1.- Idiosincracia: es decir y en este contexto, la manera en que cada organismo responde a un mismo estímulo. Un mismo diagnóstico claro, un mismo protocolo de tratamiento, un mismo fármaco y diferentes resultados. Explicación: no existe. Si la persona “resistente” cumple con los requisitos orgánicos para la dispensación de un fármaco, sigue la pauta y no se encuentran otras variables que lo justifiquen, la no eficacia no tiene explicación.
2.- La idiosincrasia también tiene que ver con los efectos indeseables. Los efectos indeseables o las contraindicaciones y las interacciones son las causantes de los “daños colaterales” de los psico-fármacos.
2.1.- Las interacciones farmacológicas son causantes de daños agudos o crónicos en la persona. Ello se produce cuando no tenemos en cuenta o no tenemos información sobre los “otros” medicamentos que toma la persona. Hay interacciones farmacológicas que anulan, potencian o varían el efecto de uno o ambos fármacos. Hay resultados en casos de interacción que son evidentes a la vista pero otros se confunden con efectos indeseables extraños o no. Si no son extraños podemos intentar tratar farmacológicamente el síntoma pero puede que el resultado sea nulo o hasta que agrave o provoque otros síntomas.
2.2.- Las contraindicaciones hay que tenerlas muy en cuenta ya que podemos hacer daño a quien la padece o podemos llegar a un diagnóstico y tratamiento falso, ineficaz o agravante. Si un fármaco anticoagulante, por ejemplo, interacciona con un antidepresivo, de manera que el anticoagulante queda inhibido, podemos aumentar la dosis del antidepresivo pensando que el estado del paciente se debe a un aumento de los síntomas depresivos.
2.3.- Efectos indeseables. Este es uno de los principales escollos que propician que los pacientes abandonen una pauta psico-farmacológica o que la aguanten a costa de su calidad de vida. Pocos son los psico-fármacos que no aporten al paciente efectos indeseables desagradables o tóxicos para su salud.
Hay que educar al usuario y hay que estar al servicio del usuario. Educar significa informarle de los efectos indeseables más frecuentes y repetir hasta la saciedad que ante cualquier síntoma raro nos llame para averiguar su causa. Por ello hay que estar al servicio del usuario. El abandono del tratamiento y la calidad de vida del paciente son causa de la poca confianza del paciente en su psiquiatra y de la baja disponibilidad del psiquiatra para el paciente.
También hay psiquiatras que son muy insensibles al malestar del paciente.
La mayoría de los efectos indeseables no peligrosos son tratables; bien con un cambio de principio activo, o un cambio de dosis, u otros fármacos que sin ser tóxicos mejoren al bienestar de la persona. Los efectos indeseables graves hay que tratarlos siempre con un cambio; pero para ello el paciente ha de comunicar, el facultativo ha de preguntar y, si los síntomas son claros, hay que actuar.
Los ejemplos más claros los encontramos en los sedantes. Pueden producir efectos indeseables muy incómodos y muy incapacitantes:
a) Disminuión de la capacidad de concentración, alteraciones de la memoria, somnolencia, menor resistencia física, rigidez en la expresión, rigidez postural, incapacidad de parar quieto, exceso de salivación, incontinencia urinaria nocturna, alteración es hepáticas, aumento de peso, problemas con el colesterol, aumento de la prolactina, etc.
b) Hay efectos tóxicos sobre el sistema hematopoyético (sangre) que se han de monitorizar en algunos sedantes.
c) Hay efectos tóxicos permanentes como el caso de la llamada discinesia tardía que no tiene un tratamiento curativo pero tiene tratamientos paliativos (no al 100%). Sus principales síntomas son: gesticulación facial, movimiento de los dedos de la mano, movimiento oscilatorio de la mandíbula, masticación repetitiva, protrusión de la lengua.
d) Evidentemente las dosis altas se sedantes y otros fármacos pueden producir pseudo-demencia.
Otros fármacos pueden producir también enfermedades irreversibles, com el Lítio que puede crear hipotiroidismo crónico. También lo puede crear el topiramato.
Total, que el paciente ha de informar y el médico ha de estar disponible y preguntar.
Seguiremos...